Logo La República

Jueves, 28 de marzo de 2024



COLUMNISTAS


Pachucos

Abel Pacheco apacheco@larepublica.net | Lunes 21 marzo, 2011




Al nacer estaba lejos de ser una expresión grosera y soez, pero con el tiempo, “pachuco” se convirtió en calificativo para conductas y hablares antisociales e inaceptables

Parlatica
Pachucos


Allá por la tempestuosa y colorida década de los años cuarenta, nació en las barriadas latinas californianas una llamativa moda masculina en el vestir, que los angloparlantes denominaron “zoot suit”, y los mexicanos, sus inventores y propulsores bautizaron “estilo pachuco”.
Lógico es pensar que estos muchachos provenían de la ciudad de Pachuca, capital del estado azteca de Hidalgo y conocida como “La Airosa”, por el constante ventolero que la caracteriza.
Vestían sombrero alón, con una coqueta pluma lateral que sobrepasaba la copa; camisa deportiva semiabierta; saco de muy amplias hombreras y solapas, cuyo ruedo alcanzaba casi las rodillas; pantalón estrechísimo en los tobillos que se tornaba exageradamente amplio conforme ascendía piernas arriba y zapatos brillosos de dos colores.
El atuendo se complementaba con una larguísima cadena dorada o leontina, de la cual colgaba un llavero que hacían girar enrollándolo y desenrollándolo en el dedo índice, largas patillas y un bigotín cuidadosamente recortado.
Sumaban a tal estampa un caminar bailoteado y un piropeador discurso lleno de neologismos.
Germán Valdés (hermano de “don Ramón” y de “El Loco”), conocido por su nombre artístico de Tin Tan, encarnó a los pachucos de entonces y, desde las excelentes películas mexicanas de aquellos días nos dio a conocer su sentir, actuar y hablar.
Tanto aquí como en otros países hermanos, tuvo sus seguidores.
Palabras como “chante” por casa, “las gaviotas” por hasta luego, “carnal” por amigo o hermano, fueron aceptadas por los ticoparlantes.
Si bien pintoresca, la moda y sus agregados al nacer estaban lejos de ser groseros y soeces, pero con el paso del tiempo, estas expresiones pasaron a ser monopolizadas por los sectores más vulgares y “pachuco” se convirtió en calificativo para conductas y hablares antisociales e inaceptables.
La pachucada es hoy el tsunami capaz de destruir nuestra identidad, la esencia misma de lo costarricense.
Debe ser combatido en calles, oficinas, aulas, estadios, hogares, medios de comunicación y ¡hasta iglesias!
Las alternativas son, arrancarlo de raíz, o sucumbir… Triste sí, pero así es.

Abel Pacheco

NOTAS ANTERIORES


Salve, oh tierra gentil

Miércoles 27 marzo, 2024

Este libro recoge sus inquietudes intelectuales, provocadas, entre otras cosas, por su vínculo con el trabajo de la Academia Morista Costarricense, de sus activ







© 2024 Republica Media Group todos los derechos reservados.