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Ottón y Óscar

Luis Alejandro Álvarez redaccion@larepublica.net | Miércoles 15 noviembre, 2017


Ottón y Óscar

En la comisión legislativa a cargo de estudiar los créditos bancarios han resaltado las actuaciones del diputado Ottón Solís Fallas, del PAC, y la diputada Patricia Mora Castellanos, del Frente Amplio.

Sus intervenciones han sido invaluables y ha habido momentos de intensidad en las entrevistas hechas a algunos de los convocados que han provocado titulares, ya que se han expuesto falencias en el sistema, nombramientos no idóneos, o el actuar cuestionable de algunos funcionarios.

La comparecencia de Celso Gamboa fue memorable, en particular por la forma en la que Ottón Solís expuso ante la opinión pública las contradicciones en las manifestaciones del magistrado.

Al salir a la luz pública que la esposa de Solís Fallas es accionista minoritaria de la empresa Holcim, competencia del importador de cemento que parece haberse beneficiado con los créditos bancarios, se presta para decir que hay un conflicto de intereses.

Don Ottón, sabiendo de esa participación accionaria, debió aplicarse a sí mismo la rigurosidad que exige a otros. No está por encima de la ley, y de los principios que rigen la ética y transparencia.

No es difícil imaginarse su reacción si hubiese sido algún otro de los miembros de la comisión, quien hubiese omitido tan pequeño gran detalle.

No implica que se deshaga la labor realizada estas semanas, pero dejó abierta una puerta, al guardarse dicha información, para que se le cuestionara o se le expusiera.

No era apropiado, ni una buena estrategia, que no informara sobre un posible conflicto de interés.

Como el autodenominado paladín de la ética que se ha convertido, se desdijo con su actuar.

Óscar Arias por otro lado, luego de no haber logrado postularse por una tercera vez, salta a la palestra a raíz de los cuestionamientos que se han dado en el Poder Judicial y se ve convocado para ser indagado por una Fiscalía General en nuevas manos que está dándoles un giro a algunos temas ya desestimados por la oscura gestión de Chavarría.

Comparte con nosotros Arias su alegría de poder ser indagado y de esa manera poder limpiar su nombre de polvo y paja ante cualquier cuestionamiento que se hiciera por un tema recurrente y que no le deja en paz: Crucitas.

Eso si, nos dejó boquiabiertos con su declaración a la prensa de que firmó sin saber qué firmaba, siendo esta la aparente excusa de haber firmado el decreto de la declaratoria de Interés Nacional a esa mina a cielo abierto.

En particular cuesta creerle cuando no fue ese el único documento que se firmó para facilitar el camino hacia la explotación del oro a la empresa minera, tema sensible para quienes se opusieron a este proyecto y que no pasaron desapercibidos a un país entero.

No es de recibo, y hasta es muy bajo, decir que se firmó algo que no sabía qué era, más para una personalidad que ha dominado la política durante los primeros años de este siglo y con el bagaje cultural y educativo de a quien dos veces se le confió la Presidencia de la República, y que es Premio Nobel de la Paz.

El que diga que firmaba sin saber no le exime de cualquier posible responsabilidad, y como jerarca debe asumir las responsabilidades de ley.

Tanto uno como el otro, Solís y Arias, al no haber hecho pública una minúscula participación accionaria, y con estas declaraciones, restan credibilidad a sus palabras y actuaciones.

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