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Otro referéndum

Pedro Oller poller@ollerabogados.com | Martes 04 diciembre, 2007


Tras nueve años de llevar palo, la oposición venezolana al régimen totalitario de Hugo Chávez amaneció contenta el lunes. Por un estrecho margen de poco menos del 1,5%, se impuso el “no! al paquete de reformas constitucionales que perseguía la ambición por más poder del comandante Chávez.

Ahora viene lo más difícil como ha dicho Raúl Isaías Baduel, ex ministro de Defensa de Chávez, que es hacer valer la Constitución y el resultado del referéndum frente a la negativa de un Presidente acostumbrado a salirse con la suya, decir lo que le viene en gana e imponerse. Mientras Chávez busca la forma de implementar las reformas que el pueblo rechazó en las urnas, Baduel ha insistido en que “nadie ha ganado ni nadie ha perdido” y, con una claridad que debería obligarnos también a meditar por estos lares ha dicho: “No debemos permitir que seamos usados para capitalizar ni a favor de un bando ni de otro, ni a favor de nadie en particular ni de nada que no sea el interés superior de los que vivimos en este país”.

En su discurso de cierre, previo a las votaciones del domingo, el verborrante soldadito había amenazado con nacionalizar los bancos españoles, enfriar aún más las relaciones con Colombia insinuando un cierre de fronteras al comercio y llevar su revolución bolivariana hasta los últimos confines de la América. Deberá ahora replantearse el panorama.

Ha sido un mal cierre de año para el cacique venezolano. Primero el Rey lo mandó callar, tuvo un discreto papel en la reunión de la OPEP sin lograr imponer el euro como moneda de referencia, después Uribe le dijo gracias pero hasta aquí con su mediación (y manipulación espernible) en el caso de los rehenes secuestrados por las FARC y ahora, tiene su primer revés electoral de un pueblo que empieza a dar muestras de hastío del dictador bolivariano. Ni los petrodólares, que se ha dedicado a repartir a lo interno y a lo externo, han sido suficientes.

Aunque Chávez tiene su propia explicación: “Nos venció la abstención (...) por ahora no pudimos”. Un paralelismo con los que, a pesar del resultado de nuestro referéndum, siguen insistiendo en el por ahora del resultado, queriendo desconocer la voluntad del pueblo legítimamente manifiesta.

¿Y de qué se trataba el referéndum? Pues nada menos que del poder absoluto para la corrupción absoluta, como sentenciaba Lord Acton: Reelecciones ilimitadas para el ególatra de Chávez quien además estaría siete años, y no seis, en cada mandato sucesivo. Las reformas constitucionales también buscaban darle control de las reservas de divisas, del banco central, de la división territorial de Venezuela, y poderes amplios y suficientes para expropiar propiedades (como ha venido haciendo) y censurar medios de comunicación (como también ha venido haciendo).

Hay que recordar, mejor nunca olvidar, que Chávez es el resultado de unas elecciones venezolanas en las que un pueblo, agobiado por la corrupción y apático al partidismo tradicional, lo eligió democráticamente. Que Dios nos libre de cometer el mismo error con las versiones criollas del chavismo.

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