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Operetta y Opera Trágica

Humberto Pacheco humberto.pacheco@pachecocoto.com | Martes 22 febrero, 2011



TROTANDO MUNDOS
Operetta y Opera Trágica

El tema del montón de sindicalistas que en un mismo día y por el resto de sus vidas fueron incapacitados por un mismo médico de la Caja, un exjefe del Hospital de Limón cuya única excusa es oponerse a la privatización de los muelles, se ha tornado, como casi todos los problemas políticos de este pobre país, en tema para una operetta. Lo que no puede dejarse de lado es que esa actuación, una gruesa falta de ética, es también una falsedad ideológica, que podría ser un delito muy serio por el que curiosamente ni la Caja ni el Colegio de Médicos se han preocupado.
El que se le sumen unos cuantos remedos de diputado que ahora quieren “investigar” el obvio resultante despido, para aprovechar la ocasión de señalarle omisiones al Gobierno, no hace sino ofender más a la ciudadanía. Esa “distracción” lo que logra es distraer la atención del delito, dejándolo pasar. No podemos ver por ningún lado el justificante para que esos señores le hagan perder el tiempo a sus colegas con un tema que corresponde exclusivamente a la Caja, la Fiscalía y los tribunales laborales. En buen romance, eso es complicidad.
Quienes claman porque a Limón lo saquen del hueco -en eso no se diferencian en nada de los de las otras provincias que viven por el “nos tienen que dar”, sin aportar ellos nada- harían bien en fijarse que son los dueños de Limón los que tienen a esa provincia postrada. Y de paso, secuestrados bienes de todos los costarricenses. Otro delito.
Siguiendo por otra línea, porque seguir con la Caja es una solemne frustración, la infraestructura carretera del país nos hace llorar. Los puentes Bailey se quedan para siempre y el Conavi encuentra eso muy natural. La IMPORTANTISIMA carretera San José-San Ramón, y de allí a Puntarenas, sigue languideciendo en franca competencia con ese otro desastre de carretera que es la de Caldera, que tomó 25 años en construirse para terminar siendo un adefesio peligrosísimo y de quinta categoría, atrasada 25 años.
Y ni que decir de las rutas a destinos turísticos muy importantes, como por ejemplo Tamarindo y Hacienda Pinilla, habilitados por una lastimosa carretera de lastre y polvo -sobretodo esto último- en donde los vehículos de la flota nacional y en especial los de los “rentacar” se van cayendo a pedazos a un costo monumental, con la de Pinilla rematada en un pavimento lleno de huecos todavía peor que el lastre. ¿Y los financiamientos millonarios que para eso se dieron?
Recordamos que en algún momento, en Puebla, el país se comprometió a construir bien al menos la carretera panamericana, en sincronía con el resto de los países del área, pero eso fueron promesas al calor del champagne que no había que cumplir.
Mientras tanto, y a nadie parece importarle, los policías le roban a los narcos para competir en el negocio y la inseguridad ciudadana sigue en aumento. La excusa de ahora y de siempre, que no alcanzan los miles de millones de colones que se recaudan anualmente, ya no convence a los costarricenses, hastiados de esperar que por fin se nombre a los más idóneos para que la cosa camine.
Trágicamente, esta es nada más que una pequeña parte de la lista. Tenemos que excusarnos con nuestro amigo Gonzalo Castellón porque el título de hoy podría inducirlo a creer que hemos incursionado en su bien dominado territorio.
¿Alguien podría decirnos, con cifras fehacientes, en que se está gastando (ó botando -no importa- solo para saber) todo lo que el Gobierno recauda, porque no son botones de una chaqueta?

Humberto Pacheco A.
vikocr@racsa.co.cr

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