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COLUMNISTAS


Nuestro ecosistema productivo

Leiner Vargas lvargas@una.ac.cr | Martes 15 abril, 2014


La pymes deberían convertirse en un programa especial de nuestro Estado, si quiere salir del rezago en la distribución del ingreso y la competitividad de la economía tradicional


Reflexiones

Nuestro ecosistema productivo

El pasado 4 de abril fui invitado a un conversatorio sobre política productiva, por parte de Acorde, entidad especializada en la atención del crédito a las empresas más pequeñas de nuestro ecosistema productivo, conocidas como mipymes.
Tuve la oportunidad de compartir impresiones con Helio Fallas, mi viejo amigo y colega del Cinpe, aún en su condición de candidato a la Vicepresidencia de la República y con las autoridades de la Cámara de Industrias y de la Cámara de Comercio, que fueron parte de dicho conversatorio.
La pregunta central del mismo fue: ¿Por qué motivos debe existir una política pública que atienda a las mipymes y en qué consistiría, de acuerdo con su criterio dicha política? En el resto de esta reflexión intentaré una aproximación de la respuesta dada en dicha actividad.
En nuestro ecosistema productivo, las mipymes son el equivalente a las hojas más pequeñas de un árbol, son esencialmente las más débiles del sistema, las más propensas a recibir las consecuencias de cambios bruscos del entorno, las más flexibles y dinámicas en su evolución, las que de primero reflejan con su color verde fresco en primavera, las bondades del sistema.
De igual forma, al volverse amarillentas o cafés, son las primeras en caer del árbol al finalizar el otoño. Es decir, las mipymes son las partes del ecosistema productivo más débiles, las que generan mayor número de empleos, las que favorecen de manera más directa la democracia económica, las que distribuyen de manera amplia y diversificada el ingreso económico.
En síntesis, el bienestar de las mipymes no solamente es el bienestar del ecosistema productivo, sino que trasmite dicho bienestar al ecosistema social.
Esta característica las hacen sujeto y objeto de una política pública especializada y focalizada. Además de proteger dichas empresas de cualquier huracán de inestabilidad macroeconómica o financiera, se requiere de políticas de crédito a través de Banca para el Desarrollo, de asistencia técnica especializada y capacitación adaptada al entorno con el INA u otros actores del sistema de educación técnica, de transferencia de conocimiento a través del sistema nacional de innovación y por supuesto, un tratamiento especial en materia tributaria y de tramitología.
La política productiva de atención a las mipymes no puede ser horizontal, tal como se ha diseñado en las últimas tres décadas, dado que esta parte del ecosistema productivo presenta muchas especificidades en escala, tipos de problemas productivos, financieros y de gestión.
Son en realidad un semillero de nuevas empresas que junto con las políticas de promoción de los emprendedores jóvenes y la articulación de las incubadoras de empresas, deberían convertirse en un programa especial de nuestro Estado, si de verdad quiere salir del rezago en la distribución del ingreso y la competitividad de la economía tradicional.

Leiner Vargas Alfaro

www.leinervargas.com
 

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