NOTA TANO
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 14 septiembre, 2015
El que perdona pierde y esto se ratificó ayer y no solo en el Clásico.
Saprissa envolvió y enredó al Alajuelense en la primera parte, al punto de que Patrick Pemberton tuvo que pedir clemencia frente a la metralla en su portería. Su retaguardia se hundió y los morados entraban por todos los flancos. Un gol apenas en el minuto dos fue la voz de alerta; las ausencias de Kenner Gutiérrez y Porfirio López pesaron, pero los dos líderes de la zaga eriza, Pemberton y Johnny Acosta recurrieron al kilometraje de sus respectivas carreras para apaciguar la tormenta.
Ayudó a que no se presentara el naufragio, la ineficiencia de Ulises Segura, Deiver Vega, incluso Daniel Colindres y hasta Marvin Angulo, que tuvieron para remachar y no lo hicieron.
Un raquítico 1-0 con el que terminó el primer tiempo, pudo o debió ser un 3-0 mínimo en favor del Monstruo y en la segunda parte, el anfitrión pagó las consecuencias.
Mientras Hernán Torres se pellizcó, llamó a Patrick, giró instrucciones, gritó frustraciones y ordenó variantes determinantes en la formación, Jeaustin Campos se durmió en sus laureles.
Los ingresos de Allen Guevara, José Guillermo Ortiz y Luis Miguel Valle fueron vitales para que la cara del León se transformara, tomara otro color y le diera al Clásico un guion radicalmente distinto.
Segura, Angulo, Néstor Monge, piezas tácticas vitales del primer tiempo se fueron apagando y el protagonismo pasó a ser erizo. La Liga empezó a llegar, a llegar, a llegar y también llegaron los goles. Dos fueron suficientes. El León resucitó, le dio la vuelta a los números y se dejó el Clásico.
Pero no solo en Tibás un equipo se cansó de perder ocasiones de gol e igual perdió su partido. En el Fello Meza, la Universidad se aburrió de desperdiciar oportunidades de gol, una de Josué Martínez increíble y tuvo que ver cómo el rival, gris, inoperante, incapaz de construir dos o tres acciones de buen fútbol en ofensiva, se dejó la victoria, un gol precioso de Juan Diego Madrigal con toque de billarista en la nariz de Carlos Méndez.
El que perdona, pierde.
Pero hay uno que no perdona y es el campeón nacional: el Herediano sigue ganando cómodamente y lidera la cima del invierno con 19 puntos, dos más que la Liga y un juego más y ocho puntos más arriba que el Saprissa, hundido ahora en el sexto puesto. El Team es el que manda.
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