Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 16 noviembre, 2012
Solo Jorge Luis Pinto puede calificar el partido entre Bolivia y Costa Rica como extraordinario, cuando fue apenas para el gasto.No se engañe don Jorge Luis, porque los que estamos en este negocio, somos todos grandecitos.
Como todo juego de fogueo, el encuentro ante los bolivianos, una de las selecciones más débiles del Cono Sur, deja conclusiones positivas y negativas.
Son más las positivas, pero las otras deben preocupar porque persisten.
Tenemos porteros: positivo.
Se afianza la línea de cuatro: positivo.
Se ha encadenado una seguidilla de partidos donde la retaguardia nacional no se rompe con facilidad, sin que importe en demasía quiénes la forman: Gamboa y Salvatierra por la derecha, Oviedo por la izquierda; González, Miller, Umaña, Acosta, Badilla por el centro, no se quiebran con facilidad. En la línea de cuatro, una de las obsesiones tácticas de Jorge Luis Pinto, es donde se nota más la mano del técnico.
Contra Bolivia se repitieron errores que pueden resultar letales en la hexagonal y fue que se perdió el balón cuando el equipo iba de salida y con posesión de la pelota. En esta acción específica quien más ha errado es Michael Barrantes, quien en su afán de pasar la pelota con ansiedad y precipitación, la entrega al rival que entonces toma a nuestra retaguardia mal parada, pues va en posición de salida.
Los suramericanos pudieron meter tres goles aprovechándose de esta circunstancia. Dos los salvó Pemberton jugando de líbero y otro Giancarlo González, que bloqueó el remate de Arce a quemarropa.
Hay que asegurar más los servicios en el medio campo. Quien luce mejor es José Miguel Cubero, Tejeda y Barrantes deben concentrarse más.
Estamos claros que Costa Rica jugará la hexagonal sin número diez, aunque Bryan Ruiz lo lleve a su espalda.
Los cuatro hombres en posición de ataque, Pinto los tiene definidos y son Ruiz, Cristian Bolaños, Joel Campbell y Alvaro Saborío. Lo demás es experimento, de manera que prefiero ver con buenos ojos y en forma positiva lo que aportaron Jairo Arrieta y Jonatán McDonald y comprender que el curso del partido no se acomodó al tipo de fútbol de Cristian Lagos, al que no se puede responsabilizar de nada, pues no recibió nada.
El tumor está en la cintura pero es benigno, no es maligno; por tanto, con tratamiento se puede curar.
El peligro viene cuando Pinto nos habla de partido extraordinario; ahí se “jode” la cosa. Es como si la bomba de cobalto estuviera dañada.
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