Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Jueves 28 junio, 2012
Antes de comentar la barrida que les dieron los Yanquis de Nueva York a los Indios de Cleveland, quiero empezar con algo más positivo para quienes somos seguidores de la selección italiana.
El pasado domingo caminábamos por la “Pequeña Italia” en la ciudad de los rascacielos y sobraban las ofertas para ingresar a la cadena restaurantes que adornan este pequeño sector.
Ofrecían en las calles un par de copas de vino y otro par de sangrías y desde luego las pantallas para mirar el juego de Italia ante Inglaterra, una oferta bien tentadora y a la que sucumbimos, esta vez traicionando a La Nonna, el restaurante en el que acostumbramos almorzar en visitas anteriores para comer en Umbertos, donde nos atendieron de maravilla y disfrutamos, mezclados entre decenas de fanáticos de la azzurra, de esa dramática victoria por la vía de los penales.
Luego, entre gelatos y capuchinos, hablar y hablar del remate de Pirlo, obra de arte que perdurará.
Fue un partido de infarto, bien jugado y merecidamente ganado por los discípulos de Prandelli, que han sorprendido al mundo en esta Eurocopa con un fútbol vistoso y ofensivo. Hoy Italia tiene prueba de fuego frente a los alemanes que siguen como favoritos para dejarse la corona, ahora más, después de mirar ayer como se definió España y Portugal.
Retornando al béisbol, los Yanquis que vienen en una racha impresionante de triunfos que los tiene bien instalados en la cima de la División Este de la Liga Americana, prácticamente aplastaron a los Indios que, todo lo contrario, antes de presentarse en el Yankee Stadium acababan de ser apaleados por los Astros de Houston 6-1 y 7-1, de manera que llegaron con la moral por los suelos.
El primer partido de la serie se definió en los tres primeros innings cuando los Mulos metieron seis carreras y luego convirtieron el juego en un mero entrenamiento.
Un encuentro frustrante para los pocos seguidores de Cleveland ahí presentes, entre ellos este fraile.
Una superioridad humillante de un equipo sobre el otro, tres jonrones de los Bombarderos y una pésima labor del abridor de la Tribu, Josh Tomlin, juego para olvidar y señal inequívoca de que la corta serie sería un infierno para la visita.
Mis compañeros de excursión felices, todos yanquistas a muerte, el Dr. Santiago Bonilla y su hijo Luis Diego, mi compañero de colegio José Fabio Pérez Merino y su cuate, Rodolfo Grant; Elías Rojas, amigo y hermano y mis familiares Renato Mirabelli y su sobrino Daniel Céspedes, se aprovecharon de la debilidad de los Indios para vacilarme y molestarme todo el viaje, sin embargo en el segundo partido les metimos un susto con un jonron de tres carreras en el noveno episodio, que hizo que miles de fanáticos de los Mulos se regresaran a sus asientos. Lo ganaron 6-4 y ayer un partido intenso, dramático, que empezaron ganando los Indios 1-0, luego Ubaldo Jimenes que lanzó muy bien para la visita, permitió un doble de Alex Rodríguez y un jonron de Robinson Cano, para mí el mejor beisbolista de las Grandes Ligas y el juego se fue cerrado hasta el noveno inning. Ganaban los Yanquis por una carrera 5-4, pero los Indios llenaron las almohadillas y llego a batear con dos out su mejor hombre, Asdrúbal Cabrera que murió con un fly al jardín izquierdo, para devolver la respiración a los anfitriones.
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