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NOTA DE TANO


Nota de Tano

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Lunes 21 septiembre, 2009

Gaetano Pandolfo

Me senté ayer en el Rosabal Cordero al lado de Miguel Cortés, el apreciado colega director del programa Oro y Grana y como no era mucha la emoción del juego entre Herediano y Ramonense, tuvimos tiempo para comentar y analizar varias situaciones del partido, que retrataron como en todos, una de las limitaciones más notorias del fútbol costarricense, que desde luego se reflejan en la Selección Nacional.

Contamos más de nueve avances de los equipos en que estando el balón en posición ofensiva, o sea, que está en poder de un jugador que ya traspasó la mitad del campo y se encuentra en territorio enemigo, la bola pasa de pie a pie pero para atrás y termina en la mayoría de las ocasiones en poder del portero, compañero de equipo del que tenía la bola en sus piernas, supuestamente para iniciar un ataque.

Como Miguel y este fraile terminamos haciendo un ejercicio mental de este detalle táctico, hubo una acción en particular que nos llamó más la atención.

En un tiro de esquina a favor del Herediano; Kenneth Vargas se lo deja a José Cancela; los centrales del Herediano, Lula Montero, Robert Arias y Mauricio Solís van a rematar “la bola muerta”.

Como se estila, Félix Montoya, Cristian Blanco y Andrés Castro forman una fila india en defensa para evitar el contraataque poeta.

¡Cobra Cancela!

Corta José Pablo en el primer palo; pasa a Jorge Davis y Ramonense monta el contraataque; Davis abre en corto a Nacho Quesada que se corre por el carril derecho.

Quesada invade territorio defensivo herediano: Lula, Arias y Solís corren a ocupar sus posiciones en retaguardia; Montoya presiona en la cintura.

Nacho pasa a Warren y este de seguido a Quiñónez; el ariete, muy cerca del área grande defensiva de los locales, cercado por la marca de Blanco, en lugar de proyectar un ataque, asociarse en ofensiva, penetrar individualmente e incluso rematar a puerta de largo, aprovechando que la zaga del Herediano está mal parada, le hace un pase retrasado a Walter Villalobos, quien nos dicen es hijo de Rolando, aquel entreala inolvidable; este atrasa a Sánchez y Erick se la da a Shane Orio.

Si acciones como la reseñada se dan en nueve ocasiones y se repiten mil veces en nuestro campeonato, no hay fútbol que soporte tanta mediocridad táctica sin hundirse.

gpandolfo@larepublica.net

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