Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 16 diciembre, 2014
Cuando a un equipo le meten dos goles en 11 minutos en una final, juego de ida, todo cambia como lo canta Mercedes Sosa.
Todo lo que el cuerpo técnico de ese equipo planificó durante la semana para hacerle frente al partido, se queda sin sentido, porque con dos goles en jaula propia, como que no tiene lógica salir a bloquear, presionar, apretar marcas, desdoblar e incluso contraatacar.
No había anunciada tormenta y se presentó un huracán, un huracán uniformado de morado, que aprovechó el ataque tempranero de sus veloces y pícaros futbolistas para obligar a la retaguardia rival a ceder tiros de esquina, cuyos cobros resultaron letales para la defensa que los gestó.
A algunos técnicos les gusta jugar de estrategas, de cambiarle sin necesidad el recorrido a una formación que viene de triunfo y procuran “sorprender” al colega de la acera de enfrente, con variantes en la formación usual que más bien terminan como soga para el propio pescuezo.
Entregarle el marco a Leonel Moreira en lugar de Daniel Cambronero, resultó fatal para el técnico Jafet Soto, quien pagó cara su osadía de sentar al que ha sido portero regular gran parte de la campaña.
No siempre funciona el cacareado slogan de que “en mi equipo todos son titulares”. La falta de actividad normalmente se paga, máxime en una posición tan determinante como la portería.
Cuando Ariel Rodríguez metió el 2-0 en aquel enjambre de piernas y empujones sin sanción por Walter Quesada y dadas las facilidades como el Saprissa, con Deiver, Heiner y Colindres rebasaba las marcas florenses, creí estar en puertas de un desastre del Team idéntico al drama que Brasil vivió con la Alemania campeona del mundo, cuando los aniquiló en propia tierra. Saprissa tuvo para despedazar a un rival que se abrió, se rompió y que no tuvo en ninguno de sus jugadores, incluso los más experimentados como Montero, Salazar, Granados y Gómez, un líder que pegara el grito, reuniera a sus soldados y los orientara para salir del infierno.
En dos ocasiones, Saprissa permitió que Herediano se metiera en la pelea y le dio oxígeno para la vuelta. Ya el Team se quitó una desventaja similar en una final reciente con Cartaginés y tendrá entonces que aferrarse a ese recuerdo en procura de sobrevivir. Su dilema es que Saprissa, ni por asomo presenta el tradicional bloqueo mental de los brumosos. Todo lo contrario, está con la motivación al tope y no va a soltar en 90 minutos las toneladas de petróleo sacadas de distintos territorios.
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