Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Miércoles 27 diciembre, 2017
Partido a partido nos dimos cuenta de que PZ tenía un porterazo
Pérez Zeledón amarró la clasificación a la cuadrangular en el juego 22 de la primera fase, cuando goleó 4-0 a Liberia.
En los tres partidos previos no logró una sola victoria. El fútbol costarricense cuenta con 4 millones de directores técnicos. Si por esos días, le preguntamos a cualquiera de estos que nos diera el nombre del portero titular de PZ, dudo una respuesta correcta.
La pura verdad que Bryan Segura saltó a la fama el día que su equipo le quitó el largo invicto al Herediano.
Hasta ese momento lo volvieron a ver y entonces el entorno futbolero criollo se dio cuenta de que Pérez Zeledón contaba con un portero “de verdad”. El rubio veinteañero se lesionó y no enfrentó al Saprissa.
El suplente Luis Aseff se tragó dos goles de Colindres y Bengtson que los atajo yo y al cuerpo técnico de PZ no le quedó más remedio que cerrar la cuadrangular con Segura con medio muslo desgarrado.
Como un guerrero, el joven guardameta se fajó su muslo con vendas y otras yerbas y también se fajó en el marco para que su equipo ganara la cuadrangular y después el título.
Tengo la impresión de que comparto con miles de aficionados, la percepción de que Bryan Segura, desde el momento en que empezó a acaparar portadas y titulares, les transmitió a sus compañeros de equipo una seguridad serena y completa y conforme avanzó la cuadrangular y llegó la serie final todos dijimos a una sola voz: ¡Pérez Zeledón sí tiene portero!
Uno capta como viejo aficionado al fútbol, cuando un portero transmite seguridad o inseguridad. A muchos lo delatan sus movimientos y ademanes, incluso los gritos desaforados a sus defensores exigiéndoles mayor protección.
No vimos a Bryan Segura en todo el cierre del campeonato, reclamarle a su retaguardia el remate a marco de un rival, pose habitual de la mayoría de los porteros, que se molestan con su defensa cuando permiten que un rival dispare.
De estatura mediana, lució sobrio, colocado, atinado, muy concentrado, punto alto de su gestión y metido en el partido, prácticamente sin diálogo con sus defensores.
Bryan Segura se concentró en lo suyo y dejó que Keylor, Porfirio, Carrillo, Núñez, Myrie, Azcurra, Sancho, Venegas y demás guerreros, hicieran el propio.
Si el portero es el número uno de un equipo; Bryan Segura ganó con creces y merecimientos, ser el guerrero número uno de las huestes que José Giacone condujo a su histórico primer campeonato.
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