Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Jueves 15 junio, 2017

Trinidad y Tobago resultó un rival complicadísimo
Los aficionados son la mar de simpáticos.
Bastó que Óscar Ramírez sentara a un volante central o de contención, en este caso específico Randall Azofeifa y alineara a Marco Ureña al lado de Joel Campbell y ya dijeron que la Selección Nacional no es tan defensiva.
Entonces, para nuestros 4 millones de entrenadores, es suficiente poner un jugador en lugar de otro y como canta Mercedes Sosa… “todo cambia”. Pero vieras que las cosas no cambian de esa manera.
Claro que se presenta un poco más de dinamismo y alegría cuando se juntan Bryan Ruiz, Johan Venegas, Ureña y Joel, pero lo de la ofensiva se gesta en las oportunidades que tienen en cada partido los carrileros para subir y acompañar en ataque. “Bolillo” Gómez, técnico de Panamá, bloqueó las salidas de Gamboa y Oviedo; su colega trinitense Dennis Lawrence o no lo ordenó o no pudo lograrlo.
Cristian Gamboa volvió a hacer de las suyas en su costado, pisó territorio enemigo constantemente, llegó a la última línea y centros de gol fueron cortados de forma agónica por los centrales visitantes Bateu (4) y Cirus (5) un par de gigantes de categoría.
Óscar Ramírez no es ni Badú, ni Odir Jacques; tira más a Jorge Luis Pinto, su maestro, pero dejemos de calificarlo de técnico defensivo solo porque pone a un jugador en lugar de otro. Cristian Bolaños, Venegas, Borges, Ruiz, Campbell, Matarrita, Gamboa, Oviedo son todos futbolistas de perfil ofensivo.
Retornando al juego ante los trinitenses, de verdad que fue bien complicado; el gol de madrugada de Francisco Calvo que presagiaba paliza, goleada, no ayudó en nada y ya a los 34 minutos las cosas estaban igual. Rival de choque, potente, físico, veloz e incómodo, con un fútbol bien diferente al panameño, sentimos que tras recibir el segundo gol, genialidad de nuestro capitán Ruiz, puso en jaque al cuerpo técnico de la Tricolor, que a mitad del segundo tiempo parecía no saber qué camino escoger. El “Machillo” se sentó a analizar y Larrea se paró a gritar.
Trinidad parecía local y Costa Rica visita, pero acertó el cuerpo técnico con las dos variantes porque David Guzmán llegó como bombero a cooperar con un desgastado Celso Borges y Rodney Wallace hizo un trabajo táctico formidable en pocos minutos, escondiendo el balón y distrayendo a la retaguardia visitante ganando minutos que fueron de oro para sostener la mínima ventaja y la victoria.
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