Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 13 marzo, 2009
Suponemos que inspirado en la magistral anotación de Walter Centeno en el último clásico, el académico Miguel Mondol Velásquez envió a esta Nota el siguiente comentario.
“Lo reconocemos desde allá y desde entonces cuando era el niño que perseguía la gloria dentro de alguna cancha olvidada en el Pacífico Sur. El ardiente sol le heredó, para siempre, el ceño fruncido detrás del cual oculta su goce interior.
Lo reconocemos desde aquí, cuando la gloria comenzó a acompañarle en las urbanas mejengas donde heredó, para siempre, lo que todavía les falta a Celso y a Pablo: la sonrisa malévola… la malicia indígena.
La noche del 7 de marzo me costó reconocerlo. Anduvo distante y ajeno, quizá melancólico de aquella otra noche, en Madrid, cuando sacó a Casillas de casillas y le hizo renegar contra su oficio de portero.
Fue entonces cuando llegó ese último minuto y sintió el llamado. Dicen que fue él quien pidió que le dejaran cobrar la falta.
Lo demás, ya se sabe…
Dicen que el partido quedó 1 a 1. Que ese gol no fue. No pudo ser. Que la trayectoria del balón era un imposible y arrogante desafío contra cualquier geometría. Por eso —dicen— hubo necesidad de arreglos tecnológicos entre diseñadores gráficos, técnicos en computación y productores televisivos para hacernos creer que fue lo que no fue.
Pero sí. Fue gol.
En estos tristes tiempos que corren, gracias ‘Paté’ por devolver la magia en nuestras terrenales vidas”.
Excelente el comentario de don Miguel.
Relacionado con este tema de los tiros libres, Sergio Corella nos escribió la siguiente inquietud o sugerencia.
“Un entrenador de la NBA, en una final entre Trail Blazer y Lakers enviaba en ciertos momentos del juego a que le cometieran falta a Shaquille O’Neal para que fuera a los tiros libres, un punto flojo del fenomenal jugador. Se cortaban sus seguros encestes a cambio de los inseguros tiros libres, una forma de ingeniarse cómo contrarrestar al rival y poder ganarle.
Hablando de fútbol, en un tiro libre directo en contra, si yo fuera entrenador de un equipo y tengo a Centeno como rival pienso en hacer lo siguiente: los diez jugadores de campo debajo del marco. El portero delante de ellos (un metro, dos metros, como se llegue a estudiar mejor la distancia). Ahora sí, hagan el tiro libre directo decretado por el árbitro.
¿Quién se anima a ponerlo en práctica en un partido?
Lo veo factible de ensayar y creo que las reglas no lo impiden. Supongo que el otro equipo en la primera experiencia no sabría cómo reaccionar. Después se inventan cómo contrarrestarlo. Me imagino que se meten todos cerca del marco.
Se lo dejo como un comentario que quería hacer a gente que sabe de fútbol para conocer otros puntos de vista que esto genere”.
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