Nota de Tano
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Sábado 21 junio, 2008
Nunca he creído que a Hernán Medford lo vayan a despedir.
Y tampoco eso resuelve el problema.
Despedirlo y poner a otro es un simple parche.
Un parche en un cuerpo que está todo enfermo y cuando la enfermedad es global, los parches no son solución.
Inventé mi propia tesis y se la voy a contar.
Después de que terminó el partido entre Granada y Costa Rica y se dieron las declaraciones calientes de Eduardo Li, mientras en un lugar muy cercano el director técnico de la Selección Nacional de nuevo se peleaba con la prensa del país, quedó en el ambiente la impresión de que las horas de Medford como entrenador de la tricolor estaban contadas.
Sin embargo, 24 horas después y más frías todas las cabezas, las cosas cambiaron. Nos da la impresión de que en ruta a la Casa Conde donde se celebraría una reunión entre el cuerpo técnico y los federativos, don Hernán preparó un plan que tenía como propósito vital, prioritario y único que no lo despidieran antes del juego en casa contra los granadinos.
Tampoco creo que el jerarca federativo tuviera lista la guillotina; si hubiera querido despedir a Hernán lo hubiese hecho horas antes, pues argumentos le sobraban para decidirlo.
Reunidas las partes en conflicto en el lugar de los hechos y con los periodistas a la expectativa, he supuesto que Hernán Medford le propuso a Eduardo Li lo siguiente.
Primero: déjeme para el segundo partido contra Granada.
Segundo: déjeme empezar la cuadrangular.
Tercero: si en la cuadrangular al inicio me va mal, o pierdo el primer partido, no necesita despedirme. Renuncio a mi puesto y al premio en efectivo al que tenía derecho según el contrato, por clasificar a la selección a la fase siguiente que es precisamente la cuadrangular.
La propuesta es negocio para todas las partes.
Medford está seguro de que le pasará por encima a Granada y meterá a Costa Rica en la cuadrangular. Eso le da derecho a un premio en el contrato.
Eduardo Li está en una posición más de duda que de seguridad. Suplicó por una semana de calma, confiado también de que la Selección sacará la tarea en el Ricardo Saprissa y en un país de memoria flaca o diríamos más bien, sin memoria, un par de golcitos a los caribeños bastarán para que las cantinas se repleten y que siga el vacilón. En este país, en fútbol nunca hay análisis de nada y lo acaba de afirmar el propio Carlos Watson.
El presidente de la Federación no bota a Medford si Costa Rica avanza y menos si tiene en su poder la carta de renuncia del entrenador, en caso de que arranque igual de mal a como se juega hoy, la cuadrangular.
Ya no sería un despido, sería una renuncia y la Federación se ahorra varios millones de colones.
Después toca analizar el nombre de los rivales en la cuadrangular, su calendario y ahí Medford monta un nuevo juego de palabras y posibilidades mientras sigue en el puesto.
Claro, todo esto se cae si nos elimina Granada.
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