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Miércoles, 24 de abril de 2024



EDITORIAL


No picamos ese torpe anzuelo

| Martes 03 julio, 2012





La Corte Centroamericana de Justicia llevó a cabo un espurio intento de obligar a Costa Rica a hacer lo que no está obligada a hacer

No picamos ese torpe anzuelo

Mientras los presidentes del istmo se reunían, dialogaban y hacían toda clase de esfuerzos para lograr la firma del Acuerdo de Asociación Unión Europea, Centroamérica y Panamá, que tuvo lugar el viernes anterior en el marco de la cumbre presidencial del Sica, por otro lado la Corte Centroamericana de Justicia llevó a cabo un espurio intento de obligar a Costa Rica a hacer lo que no está obligada a hacer.
Como sabemos, cualquier fallo de esa corte no es vinculante para nuestro país porque nunca hemos suscrito formar parte de ella, por mucho que la misma insista en “declarar” que nuestro país está sometido a su jurisdicción.
Dicho sometimiento no puede ser “declarado” por esa corte, sino que es una decisión de Costa Rica suscribirlo o no.
La insólita situación, más se parece a una estrategia política que a otra cosa. Esto por cuanto lo que sí era de total decisión de Costa Rica, fue la construcción de la trocha que, por el momento, constituye lo único viable que hemos podido hacer para favorecer la circulación por la zona fronteriza a los nacionales.
Estos, como se sabe, se habían visto impedidos de hacerlo por las dificultades de todos conocidas para que nuestro país use el derecho de libre navegación por el nicaragüense río San Juan, como las leyes lo señalan.
Luego de las constantes actitudes hostiles por parte del gobierno de Nicaragua y de las autoridades nicaragüenses en la zona del citado río y de la invasión que ese país se permitiera realizar a la costarricense Isla Calero, se hizo necesario y urgente construir la llamada Trocha, en un intento de aliviar el tránsito por la zona a los nacionales y para ejercer la debida vigilancia.
Esto, no obstante, pareciera haber sido aprovechado para, una vez más, hacer intentos de tergiversar la situación ante la opinión mundial, cosa que, desde luego, no se logra porque todo deberá quedar debidamente aclarado cuando la Corte Internacional de La Haya, a la que sí están obligados ambos países, dicte su fallo sobre la mencionada invasión.
Mientras tanto, las torpes maniobras que se intentan solo demuestran la falta de seriedad y rigor con que se enfrentan hechos que deberían tratarse con el máximo respeto y apego a las leyes. Costa Rica, por ello, sigue su ya tradicional posición pacifista, que se contrapone, desde luego, a los intentos y provocaciones para aumentar los conflictos artificialmente creados por el vecino del norte.






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