No más contratos inadecuados
¿No somos capaces de planificar una terminal aérea para que funcione bien dentro de diez años? Cuesta creer que no estemos preparados para hacerlo como se debe
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Miércoles 23 junio, 2010
En este país se tropieza una y otra vez en la misma piedra. Se enfrentan problemas originados en errores o falta de experiencia y no se extraen enseñanzas de ello. Poco tiempo después de haber estado inmersos en una problemática debido al mal manejo de obras por concesión, volvemos a encontrarnos en el mismo tortuoso camino.
A pesar de ser Guanacaste una zona con gran desarrollo empresarial, donde crecieron el turismo y la inversión nacional e internacional, cuando se planearon sus necesidades en materia de aeropuerto pareciera que no se analizó todo lo necesario.
Una vez más hay que decir que las personas a cargo de la aprobación de contratos de concesión deberían hacerse responsables de los desaciertos en sus decisiones.
Quienes aprobaron la concesión para la nueva terminal de pasajeros que debería estrenarse en octubre próximo en Liberia no tuvieron la previsión para que las necesidades del país, incluido el desarrollo futuro, pudieran estar a cubierto.
Como consecuencia de ello estamos ante un atraso en esas obras. Después de firmado el contrato la concesionaria se tomó dos meses para terminar de conseguir el dinero a fin de poder comenzar los trabajos. Pero entonces tampoco se pudo dar inicio porque el gobierno decidió solicitar una prórroga de 90 días para hacerle cambios al plan maestro.
La modificación se realiza para incluir unas recomendaciones dadas por la Organización de Aviación Civil Internacional, nos dice una nota de este medio ayer.
¿Cómo es posible que estemos en esta situación después de las nefastas experiencias vividas en Costa Rica con otros contratos de concesión como el del Aeropuerto Juan Santamaría o la vía a Caldera? ¿Es que no nos sirven de nada los tropiezos sufridos?
¿No era antes de la firma del contrato cuando el gobierno debió haber tenido las recomendaciones de quienes dicen que hay que ajustar las áreas de movimientos de aviones para que en unos diez o 15 años más aeronaves de última generación (más largas) puedan entrar sin problemas al mismo tiempo?
¿Cuánto le costará al país el retraso que ahora se produzca? ¿Cuántos empresarios que desarrollan obras en la zona, porque ven en el aeropuerto un importante motor para sus negocios, resultarán afectados por la demora?
¿No somos capaces de planificar una terminal aérea para que funcione bien dentro de diez años?
Cuesta creer que no estemos preparados para hacerlo como se debe.