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Nacer mujer multiplica las probabilidades de vivir en la pobreza

Marilyn Batista Márquez mbatista@batistacom.com | Jueves 24 noviembre, 2022


A nivel mundial las mujeres, por el único hecho de ser de sexo femenino, recibe un 19% menos de pago salarial que los hombres, en actividades laborales con similar tarea, según datos del 2019, de la Organización Internacional del Trabajo, OIT. En el caso de Costa Rica ganan un 12% menos en el sector privado y un 6% menos en el público.

Esta desigualdad laboral de género es una forma de violencia y es una de las razones por las cuales las mujeres son más pobres que los hombres, al punto que no existe ningún país con igualdad económica entre hombres y mujeres. Todas las naciones evidencian salarios más bajos, trabajo no remunerado y contribución desvalorizada de la mano de obra femenina, con una representación del 35% en los puestos gerenciales a nivel global.

Amnistía Internacional precisa que “las mujeres realizan el 66% del trabajo en el mundo y producen el 50% de los alimentos, solo reciben el 10% de los ingresos y poseen el 1% de la propiedad”.

No solo se trata de salarios más bajos, sino también ausencia de empleos dignos, ya que el 75% de las mujeres en las regiones en desarrollo trabajan sin contrato laboral, no tienen acceso a la seguridad social y carecen derechos, por lo anterior, cuando envejecen, se convierten en los seres humanos más pobres del planeta.

Pero no crean que esto solo sucede en países en vías de desarrollo. En España, una de cada tres mujeres con más de 65 años vive en la pobreza, como lo afirma el titular del periódico El País: “Mujer. Mayor. Sola. Y pobre.”

Este patrón económico, denominado feminización de la pobreza, se replica en muchos otros países, incluyendo los Estados Unidos, en donde las familias, en el 2020, con una mujer jefa de hogar, la tasa de pobreza aumentó del 22.2% al 23.4%, en comparación con la tasa de pobreza para las familias con un hombre jefe de hogar, que fue del 11.4%.

Datos del Centro Nacional de Leyes de Mujeres (NWLC), revela que una de cada ocho mujeres vive en pobreza y una de cada seis vive en la pobreza extrema, eso significa que si naces mujer en los Estados Unidos, tendrás un 35% más de probabilidades de terminar en la pobreza, y si eres afrodescendiente o latina, éstas aumentan.

En Costa Rica, según el Estado de La Nación, las mujeres constituyen el 57% de las personas con títulos universitarios, sin embargo, ese perfil educativo no se traduce en mayores oportunidades laborales. Solo el 38% de las mujeres trabajan y un 54% están desempleadas.

En este país centroamericano -al igual que en muchos otros países- las mujeres tienen mayor presencia en sectores y empleos peor remunerados, con un 17% de las ocupadas ubicadas en servicios domésticos. Casi la mitad de los hogares pobres están a cargo de una mujer (46% versus 38% entre los no pobres).

Oxfam International, una confederación internacional de organizaciones no gubernamentales, que trabaja para combatir la pobreza, sostiene que “las mujeres asumen entre dos y diez veces más trabajo de cuidados no remunerado que los hombres, como las tareas del hogar y el cuidado de los niños y niñas”.

El trabajo de cuidados y tareas domésticas no remuneradas amplían las jornadas laborales de las mujeres, con una contribución a la economía mundial que equivale a 10.8 billones de dólares al año, cifra que triplica el tamaño de la industria mundial de la tecnología.

En Costa Rica, según estimaciones del Banco Central en 2017, el valor económico del trabajo doméstico no remunerado -de los cuales el 71,4% es aportado por las mujeres-, ascendía a 8,3 billones de colones (equivalente a un 25,3% del PIB).

En fin, cuando se trata de la situación económica de las mujeres, todos los datos resultan negativos. Hay 700 millones menos de mujeres que hombres con trabajos remunerados en el mundo y 600 millones de mujeres trabajando en empleos inseguros.

No importa en cuál lugar del mundo nos encontremos, nacer mujer multiplica las probabilidades de vivir en la pobreza.

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