Muelleros fraguan batalla por control de puertos caribeños
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 29 enero, 2010
Trabajadores se enfrentan entre sí por tema de administración privada
Muelleros fraguan batalla por control de puertos caribeños
• Hoy se espera ratificar acuerdo que indemnizará a empleados de puerto
• La Fuerza Pública garantizará que “los puertos continúen funcionando”, explicó Janina del Vecchio, ministra de Seguridad Pública
Rommel Tellez
rtellez@larepublica.net
Si bien los días transcurren normalmente en los puertos de Moín y Limón, la realidad es que entre los trabajadores se respira una tensa calma. El ambiente se siente denso y es casi inminente que la chispa de la discordia hará estallar en cualquier momento una lucha antagónica entre los defensores de dos distintas posiciones obreras.
Cuatro días después de que diversos líderes sindicales depusieron la toma del Ministerio de Trabajo, las reuniones entre estos han sido constantes y encaminadas a un único fin, detener a toda costa el proyecto de concesión de los puertos caribeños, administrados por la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva).
De esta manera, la dirigencia sindical mantiene un pulso firme contra parte de sus mismos agremiados, ya que ellos acordaron recibir una indemnización millonaria, a cambio de permitir la administración privada de los puertos.
De hecho hoy se espera la ratificación de dicho acuerdo por parte del autodenominado Grupo Mediador, el cual representa a los agremiados a favor de la cesión portuaria.
Este acto posiblemente sea la descarga que genere un conflicto mayor.
En la acera de enfrente, las cabezas sindicales advierten de una lucha frontal en contra de esos planes, argumentando que solo ellos tienen la potestad legal para tomar decisiones.
La ofensiva de los líderes muelleros tendría por armas manifestaciones, panfletos, consignas, gritos, algarabía y la fuerza que implican los brazos caídos.
“Nosotros vamos a movilizar grupos de presión a lo largo del país, y por supuesto, vamos a detener los muelles. Tenemos el apoyo de las mayorías. (...) No vamos a permitir este soborno por parte de un gobierno neoliberal”, advirtió Ronaldo Blear, secretario general del Sindicato de Japdeva.
Incluso, de haber empleados que insistan en mantener el muelle funcionando, siempre hay alguna manera de detener las operaciones de acuerdo con Blear.
En el otro extremo, los brazos listos son la estrategia defensiva, pues aquellos que no apoyan al sindicato se presentarán a laborar con normalidad.
“Las bases no están con el sindicato, aunque los dirigentes han tratado de amedrentar a los opositores para que no ratifiquen los acuerdos, no han podido intimidarnos. Lo único que están haciendo es pegar panfletos. El puerto funcionará igual”, aseguró Carlos Pemberton, miembro del Grupo Mediador.
En estas circunstancias, y al estilo de las guerrillas, células de seguidores y opositores de los acuerdos, podrían convertir los muelles en el escenario de una pugna.
Justo allí, un tercer protagonista se prepara para la contienda: el gobierno.
De hecho, las autoridades oficiales han expresado que es su deber mantener el orden público y las instituciones funcionando con normalidad.
“No puedo decir si ya se envió un contingente policial a la zona, pero sí le puedo adelantar que la Fuerza Pública está alerta ante la posibilidad de desplazarse y garantizar que los puertos continúen funcionando”, explicó Janina del Vecchio, ministra de Seguridad Pública.
La información desde todos los frentes se entrega en dosis mínimas, mientras tanto, la zona portuaria caribeña continúa a la espera de los sucesos, donde además de calor y humedad, la incertidumbre sofoca un poco más.
Muelleros fraguan batalla por control de puertos caribeños
• Hoy se espera ratificar acuerdo que indemnizará a empleados de puerto
• La Fuerza Pública garantizará que “los puertos continúen funcionando”, explicó Janina del Vecchio, ministra de Seguridad Pública
Rommel Tellez
rtellez@larepublica.net
Si bien los días transcurren normalmente en los puertos de Moín y Limón, la realidad es que entre los trabajadores se respira una tensa calma. El ambiente se siente denso y es casi inminente que la chispa de la discordia hará estallar en cualquier momento una lucha antagónica entre los defensores de dos distintas posiciones obreras.
Cuatro días después de que diversos líderes sindicales depusieron la toma del Ministerio de Trabajo, las reuniones entre estos han sido constantes y encaminadas a un único fin, detener a toda costa el proyecto de concesión de los puertos caribeños, administrados por la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva).
De esta manera, la dirigencia sindical mantiene un pulso firme contra parte de sus mismos agremiados, ya que ellos acordaron recibir una indemnización millonaria, a cambio de permitir la administración privada de los puertos.
De hecho hoy se espera la ratificación de dicho acuerdo por parte del autodenominado Grupo Mediador, el cual representa a los agremiados a favor de la cesión portuaria.
Este acto posiblemente sea la descarga que genere un conflicto mayor.
En la acera de enfrente, las cabezas sindicales advierten de una lucha frontal en contra de esos planes, argumentando que solo ellos tienen la potestad legal para tomar decisiones.
La ofensiva de los líderes muelleros tendría por armas manifestaciones, panfletos, consignas, gritos, algarabía y la fuerza que implican los brazos caídos.
“Nosotros vamos a movilizar grupos de presión a lo largo del país, y por supuesto, vamos a detener los muelles. Tenemos el apoyo de las mayorías. (...) No vamos a permitir este soborno por parte de un gobierno neoliberal”, advirtió Ronaldo Blear, secretario general del Sindicato de Japdeva.
Incluso, de haber empleados que insistan en mantener el muelle funcionando, siempre hay alguna manera de detener las operaciones de acuerdo con Blear.
En el otro extremo, los brazos listos son la estrategia defensiva, pues aquellos que no apoyan al sindicato se presentarán a laborar con normalidad.
“Las bases no están con el sindicato, aunque los dirigentes han tratado de amedrentar a los opositores para que no ratifiquen los acuerdos, no han podido intimidarnos. Lo único que están haciendo es pegar panfletos. El puerto funcionará igual”, aseguró Carlos Pemberton, miembro del Grupo Mediador.
En estas circunstancias, y al estilo de las guerrillas, células de seguidores y opositores de los acuerdos, podrían convertir los muelles en el escenario de una pugna.
Justo allí, un tercer protagonista se prepara para la contienda: el gobierno.
De hecho, las autoridades oficiales han expresado que es su deber mantener el orden público y las instituciones funcionando con normalidad.
“No puedo decir si ya se envió un contingente policial a la zona, pero sí le puedo adelantar que la Fuerza Pública está alerta ante la posibilidad de desplazarse y garantizar que los puertos continúen funcionando”, explicó Janina del Vecchio, ministra de Seguridad Pública.
La información desde todos los frentes se entrega en dosis mínimas, mientras tanto, la zona portuaria caribeña continúa a la espera de los sucesos, donde además de calor y humedad, la incertidumbre sofoca un poco más.