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Mis queridas chicas trans y la primera PRIDE TRANS

Marilyn Batista Márquez mbatista@batistacom.com | Jueves 13 octubre, 2022


Hace aproximadamente un año tuve la oportunidad de sostener una hermosa conversación con Dayana Hernández, mujer trans costarricense, cofundadora de la asociación Transvida.

Ella, junto a otras chicas trans luchan por la reivindicación social y defensa de los Derechos Humanos de este grupo, en temas como el impulso a jurisprudencia sobre el respeto a la identidad de mujeres trans en Costa Rica, mayor acceso al trabajo y atención educativa y médica, que incluye la implementación de estrategias para dar respuesta oportuna y eficaz a pacientes con VIH y con Covid-19.

Todavía me retumban en la conciencia y en el corazón las palabras de Dayana cuándo a manera retórica me preguntó “¿qué mal le hacemos las trans a la sociedad?... no somos malvadas, no somos delincuentes; somos seres con las mismas necesidades y obligaciones que los demás, pero no con los mismos derechos…”

La realidad es que no existe un análisis científico sucinto de sociedad humana, población regional o grupo que revele y afirme, que los gais, trans, bisexual o intersexual carezcan de capacidades para ser buenos ciudadanos.

Cada ser humano es dueño supremo de su cuerpo, por lo tanto, deberíamos aceptar y respetar la decisión de algunas personas de cambiar su sexo, porque perciben que el asignado al nacer no coincide con su identidad de género o con el género que sienten que son en su interior.

Como en general la sociedad no acepta a las personas trans, éstas han sido víctimas perennes de maltratos físicos y verbales, que van desde golpizas, apuñalamiento, violación, hasta muerte por razón de su selección de género.

Este discrimen las acorraló hasta llevarlas a ejercer el único trabajo que le han permitido ejercer: la prostitución.

Con frenesí, en nuestra conversación telefónica, Dayana me pidió una sola cosa “ayúdenos a conseguir trabajo, el que sea, limpiar piso, cocinar, atender el teléfono, cualquiera que sea digno”. No he podido cumplir el compromiso de ayudar a algunas de las chicas trans a conseguir trabajo. Lo he intentado dialogando con algunos representantes de grandes, medianas y pequeñas empresas, pero la respuesta -en resumen- es siempre la misma: “no estamos preparados para reclutar a una trans”. Presuntamente temen al conflicto que pueda surgir entre los compañeros de labor y el rechazo de los clientes.

Esta situación de discrimen se vive en todos los países del mundo, pero es América Latina, según el Observatorio de Personas Trans Asesinada, la región que manifiesta el mayor odio hacia los miembros de esta comunidad. Nuestra región es la responsable del 78% de los asesinatos de las trans en el mundo. Solo en Colombia, en lo que va del 2022 han sido asesinadas 16 de ellas.

Pero el mundo va evolucionando, aunque sea a paso lento, y este cambio está llegando al continente americano, con un grupo de destacadas de mujeres trans. Algunas de ellas son Tamara Adrián, que desde el 2015 es diputada de la Asamblea Nacional de Venezuela.

La colombiana Ophelia Pastrana, es otra destacada trans que estudió física en la Universidad de los Andes y en la Florida Atlantic University, tiene una maestría en econometría en la Universidad de Sídney, creó una empresa de informática, aunque ahora se dedica a brindar conferencias y es una de las influencer más seguidas en su país.

La mexicana Dania Gutiérrez es doctora en bioingeniería y trabaja como investigadora en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, en el campus de Monterrey.

El año pasado María Clemente se convirtió en la primera diputada transexual en la historia del Congreso de México.

Recientemente dos mujeres trans, Erika Hilton y Duda Salabert derriban barreras fóbicas, llegando a Cámara de Diputados de Brasil.

En Costa Rica falta mucho camino por recorrer, pero ya contamos con organizaciones como Transvida, que bajo el liderazgo de Keyra Yasdany Martínez Meneses, ha coordinado la primera PRIDE TRANS, el domingo 16 de octubre, a las 12:00md, saliendo del quiosco del parque central hacia la plaza de la democracia. El objetivo principal de la PRIDE TRANS es impulsar la despatologización de las identidades trans.

A mis queridas chicas trans, las exhorto a continuar su lucha pacífica por los derechos que le corresponden como ciudadanas de esta patria. A ustedes le dedico la misma frase que le escribí a mis nietas: “No hay dolor eterno. No hay temor infinito. No hay yugo perpetuo. Resistan. ¡Levántense!

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