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Mera rutina policial

| Jueves 12 marzo, 2009




Mera rutina policial

• Escenas de acción bien ejecutadas, no son suficientes para enaltecer una intriga mediocre

Caos
(Chaos)
Dirección: Tony Giglio. Reparto: Jason Statham, Ryan Phillippe, Wesley Snipes, Henry Czerny. Duración: 1:46. Origen: Canadá-Inglaterra-EE.UU. 2005. Calificación: 5.

Al drama de acción “Caos”, le tocó un triste destino: cuando observaron el resultado final, los productores prefirieron cancelar su distribución en Estados Unidos, estrenando la película directamente en el mercado del vídeo casero. En algunos países, incluyendo Costa Rica, la cinta sí se exhibe en las salas de cine, aunque sea con tres años y medio de atraso. La espera no valió la pena, pues se trata de una propuesta comercial sin mayor interés. Bien pudo quedarse en el ámbito de la pantalla chica, a pesar de su elenco bastante atractivo.
El divo británico Jason Statham comparte créditos con Ryan Phillippe y Wesley Snipes, en una historia privada de originalidad. En Seattle, algunos criminales armados ingresan a un banco. Cuando un empleado activa la alarma, lo matan a sangre fría. Así, el asalto se convierte en una delicada situación de rehenes. El jefe de los ladrones, quien se hace llamar Lorenz, exige negociar con el detective Quentin Conners, recién suspendido por abuso de autoridad.
Justo cuando Conners coordina un ataque de las fuerzas especiales, una explosión sacude al edificio: en medio de la confusión, los maleantes logran darse a la fuga. A partir de entonces, Conners colabora con un joven colega, tratando de atrapar a Lorenz antes de que éste lleve a cabo un plan maquiavélico.
Escrita y dirigida por el poco conocido Tony Giglio, la cinta comienza bien, y pronto se resuelve en una mera rutina policial. En este tipo de filmes, uno disfruta identificándose con los protagonistas y descifrando pistas junto a ellos. Sin embargo, Giglio hace trampa abiertamente, ocultando piezas del rompecabezas, para luego retroceder en la narración y mostrar lo que no se vio anteriormente. Este recurso engañoso, en lugar de agudizar el suspenso, le resta vigor y credibilidad al relato. Algunos giros son tan fáciles de adivinar, que terminan neutralizando el impacto de la “gran revelación” conclusiva.
En el campo interpretativo, hay desempeños sin pena ni gloria, mas no se puede negar la decepción ocasionada por la falta de energía expresiva, en actores usualmente celebrados por su carisma.
Afectada por frecuentes e inútiles elucubraciones sobre teorías físicas y matemáticas, “Caos” se reivindica en las secuencias de acción, tan consabidas como bien ejecutadas. Entre ellas, destaca una carrera frenética, donde uno de los héroes pide prestada una moto y persigue a un villano en vagoneta, causando conmoción en las transitadas calles de la ciudad.






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