Luchar contra el pesimismo
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 02 octubre, 2008
La confianza del costarricense hacia el futuro ha decaído en un índice de 19 puntos de julio pasado a la fecha, según el más reciente estudio al respecto llevado a cabo por la encuestadora alemana GFK.
De un puntaje neutro de 100 (por encima de esto denotaría positivismo), ahora el grado de pesimismo de los nacionales se encuentra en 65 mientras que en agosto de 2007 era de 98.
Esto se debe, según lo explica la nota que informa sobre el tema en LA REPUBLICA de ayer, al encarecimiento de la canasta básica, la falta de empleo y las limitaciones para el ahorro, lo cual ha puesto a las personas en una situación de mayor pesimismo.
Es lógico que el conjunto de factores que golpea actualmente el bolsillo de los ticos lo haga también con su estado de ánimo; en ese sentido el hecho de que aún no se hayan concluido los trámites necesarios para la entrada en vigencia del Cafta, contribuye también a bajar ese índice de confianza en comparación con el de los vecinos centroamericanos.
Las pocas políticas implementadas por el Estado para mejorar la situación actual es un factor que coadyuva a que los ciudadanos vean hoy un panorama de mayor incertidumbre y mucho menos prometedor, lo cual los lleva también a confiar menos en sí mismos para sacar adelante sus hogares.
El gobierno, no obstante, manifiesta que esta caída en la confianza del consumidor se debe a la crisis que vive el mundo, principalmente la del mercado estadounidense.
Así las cosas, pareciera que no se vislumbran mayores iniciativas o posibilidades de tomar medidas que busquen mejorar la situación interna en el país en materias como el costo de la vida, falta de empleo y su consecuente problema para el ahorro.
Los costarricenses tendrán que confiar en la capacidad que siempre ha tenido Estados Unidos para recuperar la salud de su economía ante las crisis históricas sufridas, para ver si un repunte en ese mercado vuelve a darle aire al nuestro, que soporta la asfixia del alto grado de dependencia económica de la potencia del Norte, al no haberse logrado aún la diversificación.
Mientras tanto, los responsables de los hogares ticos deberán aumentar, con creatividad, su capacidad para enfrentar, con el mayor acierto posible, la situación y buscar saldos positivos aun dentro de la crisis, como pueden ser la adquisición de mejores hábitos de consumo y cambios en la cultura que favorezcan, por ejemplo, un más bajo gasto energético.