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Los cocos de Claudio

Abel Pacheco apacheco@larepublica.net | Lunes 07 marzo, 2011



PARLATICA
Los cocos de Claudio

Nuestra “parlatica”, las palabras aquí inventadas, en ocasiones han logrado penetrar hasta ciencias tan complicadas como la economía, y hacerlo a nivel internacional.
Así observamos que entre los especialistas latinoamericanos en tan complicada ciencia, existe un fenómeno conocido como “el caso de los cocos de Claudio”.
Y se le llama así, porque quien descubrió el fenómeno y alertó sobre sus consecuencias en la economía, fue el Dr. Claudio Gutiérrez Carranza, una de nuestras más brillantes inteligencias y autoridad reconocida a nivel mundial en aspectos tan complicados como la inteligencia artificial.
Brillante filósofo y científico don Claudio, pero al mejor mono se le cae el zapote.
Muy jovencito estaba este querido amigo, cuando le tocó ir a administrar la finca familiar ubicada en Matina, dedicada a la producción y venta de cocos.
Nuestro novel cococultor procedió con su usual y congénita lógica aristotélica y pensó: “Si pagando cada coco recolectado con el precio barato que hoy pagamos recogen esta cantidad, de subir el precio, subiría la recolección y quizá hasta doblaríamos nuestras ganancias.
Y lleno de ilusiones aumentó la cantidad de dinero pagada por cada unidad entregada.
Pero lejos de aumentar, ¡Bajó el número de cocos recibidos!
Los trabajadores, al subir el precio recogieron menos porque estaban conformes con la suma antes recibida y no les interesaba ganar más. Su interés estaba en cosas de mayor importancia como era poder conversar con los amigos, ir de pesca, cantar calipsonians románticos y picarescos como los compuestos por el viejo Ferguson, o sencillamente meditar a ritmo meciente de hamaca.
Por suerte don Claudio, filósofo al fin, tomó las cosas por el lado humorístico y hay que ver como todavía se ríe y goza al relatar la anécdota.
No logró mi genial amigo hacer dinero con su desventurado plan agrícola. Sí logró conmover los cimientos de la ciencia de la economía al descubrir y proclamar lo que hoy se conoce a nivel mundial como el fenómeno de “los cocos de Claudio” ( Claudio’s coconuts).
Quedó así también demostrado como el factor humano, tan impredecible, tan inesperado, determina a veces un resultado no previsto por la fría lógica científica.
También se demostró que a pesar de los tiempos materialistas que hoy parecen tener a la humanidad encandilada, aún hay personas capaces de preferir el genuino y embriagante sabor de la vida al tintineo sin ritmo del dinero en los bolsillos.
¿Usted qué opina?

Abel Pacheco

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