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Los tamales, nacatamales y otras comidas navideñas

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 28 noviembre, 2018


En una sociedad diversa como la costarricense aparece una variedad de comidas que se consumen con gusto en la época navideña. Pero, sin duda, la más típica es el tamal y se estima que se consumen 196 millones de piñas en los diez días entre Navidad y Año Nuevo. Con una población de 5 millones esto implica que cada habitante consume 39,2 piñas; los bebés no comen tamal y entonces para cada adulto el número tiene que ser aún más elevado.

Si bien es cierto que hay versiones comerciales, las favoritas son las caseras. Más de una madre tiene receta especial y secreta para la masa y quizás la revela a alguna hija cuando esta forma su hogar propio.

Los nicaragüenses y hondureños comen nacatamales; la diferencia entre estos y el tamal costarricense es que en el país los ingredientes que se incorporan ya están cocinados; el tamal se calienta y ya está listo para comer. El nacatamal se elabora con ingredientes crudos y se cocina por tres a cuatro horas antes de servirlo en la mesa. Por supuesto el costarricense incluye Salsa Lizano; el nacatamal no.

Además de los tamales, los costarricenses con recursos comen “pierna de cerdo” o quizás un pollo o pavo bien sabroso. Por muchos años las manzanas y las uvas importadas formaban parte de la dieta navideña pero ahora que esas frutas están disponibles durante todo el año en los supermercados y otros expendios han perdido importancia.

Los panameños, los vecinos al sur, también comen tamal y lo acompañan con arroz con guandú. En vez de “pierna” prefieren un buen jamón; quizás por la influencia norteamericana también se consume con frecuencia el pavo.

Para los estadounidenses, canadienses y europeos residentes o que visitan el país, la comida predilecta en Navidad es el pavo al horno. La clave del sabor y delicia del pavo es el relleno que normalmente incluye migas mezcladas con cebollas, pasas, apio, sustancia de pollo y especias.

Los mejicanos comen tamales y pavo, pero también el bacalao es algo especial para la comida del 24 de diciembre.

No importa cuál es el plato principal en esta época, los postres y los dulces también se incluyen. Dulce de leche, chocolates, pasteles, galletas, helados, sorbetes, flanes, queques de chocolate y todos los otros sabores imaginables, panes con frutas secas, crepas dulces, arroz con leche, y muchos más. Como dicen, “no hay miseria.”

A los que consumen las 39 o más piñas de tamales sería buena idea comenzar a buscar un gimnasio o un plan de ejercicios para comenzar con vigor el 1° de enero. Se estima que un aumento de cinco a diez libras en el peso no es inusual entre los costarricenses en esta época. Sería bueno recordar que hay muchos que pasarán hambre y 2018 ha sido para algunos especialmente duro. A los que quieren compartir hay varias instituciones e iglesias que alimentan a los necesitados y las contribuciones de todo tipo siempre son bienvenidas. 




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