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Viernes, 26 de abril de 2024



EDITORIAL


Lo que el Papa nos dijo

El Papa alentó a nuestros gobernantes a que ataquen con firmeza la impunidad, la delincuencia juvenil, el trabajo infantil, la injusticia y el narcotráfico, entre otros, así como a defender l

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 07 diciembre, 2010


Editorial 7 de diciembre 2010


Benedicto XVI, al recibir el viernes pasado las cartas credenciales de Fernando Sánchez Campos, nuevo embajador de Costa Rica ante la Santa Sede, afirmó estar orando por que esta nación “no deje de roturar los caminos que la hacen ante la comunidad internacional un referente de paz”, palabras tan amables como oportunas frente el papel que jugamos en estos momentos ante el resto del istmo.

Nos exhortó a continuar en la lucha contra la pobreza, la violencia doméstica, el desempleo y la corrupción, procurando la justicia social, el bien común y el progreso integral de las personas.

Invitó al país a confirmar su compromiso con el respeto a la vida humana desde su concepción, rechazando iniciativas que legitimen la fecundación asistida o el aborto.

El Papa alentó a nuestros gobernantes a que ataquen con firmeza la impunidad, la delincuencia juvenil, el trabajo infantil, la injusticia y el narcotráfico, impulsando medidas tan importantes como la seguridad ciudadana, una adecuada formación de niños y jóvenes, la debida atención a los encarcelados, la eficaz asistencia sanitaria a todos, así como los programas que lleven a la población a alcanzar una vivienda digna y un empleo decente.

“Costa Rica (...) se ha distinguido en la preservación del medio ambiente y la búsqueda de un equilibrio entre el desarrollo humano y la conservación de los recursos”, resaltó.

Las palabras que nos dedica Ratzinger son recibidas con cariño, respeto y regocijo, como vicario de Cristo para más de un 70% de la población costarricense, y sin detenernos a analizar su relevancia para el resto, como líder de una institución experta en humanismo dada su tradición y defensa actual de la dignidad del Hombre, o simplemente como un anciano más, deseoso de orientar al pueblo costarricense con su sabiduría.

Su exhortación es un mensaje a aquellos que tienen en sus manos la responsabilidad política de este país y creen con firmeza en la dignidad del hombre, ya sea por convicción cristiana o por la vía crítica.

Cuánta razón atesoran las palabras del Papa. Nuestras autoridades tienen el deber de encarecer la dimensión moral de la representación que les ha sido encomendada.

Nuestros gobernantes, ahora más que nunca, están llamados a estampar su huella moral en las áreas productiva, laboral, empresarial, financiera, comercial, política, cultural y en las comunicaciones sociales, en las que el pueblo costarricense se desempeña.







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