Líderes divididos por guerra cambiaria
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 12 noviembre, 2010
Líderes divididos por guerra cambiaria
Arranca la cumbre del G20 de Seúl sin acuerdo cambiario
La quinta cumbre de líderes del G20 arrancó ayer en Seúl en medio de profundas diferencias sobre cómo afrontar la 'guerra de divisas', un conflicto que amenaza con quebrar la unidad que ha mostrado el grupo en los dos últimos años.
Los jefes de Estado y de Gobierno de los 20 países desarrollados y emergentes más representativos del planeta, así como los líderes de las principales instituciones multilaterales y de países invitados, como España, iniciaron el encuentro con una cena de trabajo, en la que el asunto de las divisas se situó como plato principal.
En los dos últimos días, los viceministros de Finanzas y los negociadores de cada país han mantenido reuniones maratonianas para tratar de lograr un consenso sobre qué pasos seguir en esta materia, de manera que quede sellado en el compromiso final que hoy, viernes, firmarán los mandatarios.
Pero de momento el acuerdo se ha mostrado esquivo. El portavoz de la cumbre Kim Yoon-kyung, reconoció ayer ante la prensa que los negociadores no “han sido capaces ni de ponerse de acuerdo sobre a qué hora retomar las conversaciones”.
El conflicto es importante, porque los compromisos que adopten sobre cómo manejar las divisas pueden llegar a cambiar completamente la política económica de un país.
Las acusaciones cruzadas entre los países se han intensificado en los últimos días, lo que hace todavía más difícil que se pueda llegar a un acuerdo.
No obstante, los líderes han mostrado su determinación en alcanzar un acuerdo en las próximas horas, aunque sea de mínimos. Una de las posibilidades sobre la mesa era que, para evitar susceptibilidades, se evitará mencionar la “devaluación” de las monedas, y se utilizase en su defecto el término “infravaloración”.
Otra de las posibilidades es que el Grupo se dé un plazo de seis meses para resolver el problema, antes de la próxima cumbre, que se celebrará en Francia a mediados del 2012, según informa la agencia oficial surcoreana Yonhap.
En cualquier caso, los negociadores tienen ya adelantada buena parte de la Declaración de Seúl, que se firmará hoy por los líderes de los 19 países del Grupo más la Unión Europea, y que contempla acuerdos importantes, como la reconfiguración del poder de voto del Fondo Monetario Internacional y el aumento de la inversión en desarrollo.
Otro de los acuerdos importantes afecta al sistema bancario, pues el G20 pretende obligar a la banca a aumentar la solidez de su capital, y a vigilar más estrechamente a las entidades que son tan grandes que su quiebra desestabilizaría el sistema financiero.
Se espera que los países del G20 den su pleno apoyo a la declaración que adoptaron los ministros de Economía en la reunión en la que se acordó mitigar las desigualdades comerciales y por cuenta corriente que hay entre las naciones emergentes y las más desarrolladas.
En las negociaciones preliminares, Estados Unidos trató de que se impusiera un límite del 4% en el déficit o superávit que un país puede registrar en su balanza de pagos, aunque está propuesta generó una oposición generalizada.
Es más probable que hoy, la declaración detalle un plan para que el Fondo Monetario haga un seguimiento de los balances excesivos de los países en caso de que se disparen.
Seúl
EFE
Arranca la cumbre del G20 de Seúl sin acuerdo cambiario
La quinta cumbre de líderes del G20 arrancó ayer en Seúl en medio de profundas diferencias sobre cómo afrontar la 'guerra de divisas', un conflicto que amenaza con quebrar la unidad que ha mostrado el grupo en los dos últimos años.
Los jefes de Estado y de Gobierno de los 20 países desarrollados y emergentes más representativos del planeta, así como los líderes de las principales instituciones multilaterales y de países invitados, como España, iniciaron el encuentro con una cena de trabajo, en la que el asunto de las divisas se situó como plato principal.
En los dos últimos días, los viceministros de Finanzas y los negociadores de cada país han mantenido reuniones maratonianas para tratar de lograr un consenso sobre qué pasos seguir en esta materia, de manera que quede sellado en el compromiso final que hoy, viernes, firmarán los mandatarios.
Pero de momento el acuerdo se ha mostrado esquivo. El portavoz de la cumbre Kim Yoon-kyung, reconoció ayer ante la prensa que los negociadores no “han sido capaces ni de ponerse de acuerdo sobre a qué hora retomar las conversaciones”.
El conflicto es importante, porque los compromisos que adopten sobre cómo manejar las divisas pueden llegar a cambiar completamente la política económica de un país.
Las acusaciones cruzadas entre los países se han intensificado en los últimos días, lo que hace todavía más difícil que se pueda llegar a un acuerdo.
No obstante, los líderes han mostrado su determinación en alcanzar un acuerdo en las próximas horas, aunque sea de mínimos. Una de las posibilidades sobre la mesa era que, para evitar susceptibilidades, se evitará mencionar la “devaluación” de las monedas, y se utilizase en su defecto el término “infravaloración”.
Otra de las posibilidades es que el Grupo se dé un plazo de seis meses para resolver el problema, antes de la próxima cumbre, que se celebrará en Francia a mediados del 2012, según informa la agencia oficial surcoreana Yonhap.
En cualquier caso, los negociadores tienen ya adelantada buena parte de la Declaración de Seúl, que se firmará hoy por los líderes de los 19 países del Grupo más la Unión Europea, y que contempla acuerdos importantes, como la reconfiguración del poder de voto del Fondo Monetario Internacional y el aumento de la inversión en desarrollo.
Otro de los acuerdos importantes afecta al sistema bancario, pues el G20 pretende obligar a la banca a aumentar la solidez de su capital, y a vigilar más estrechamente a las entidades que son tan grandes que su quiebra desestabilizaría el sistema financiero.
Se espera que los países del G20 den su pleno apoyo a la declaración que adoptaron los ministros de Economía en la reunión en la que se acordó mitigar las desigualdades comerciales y por cuenta corriente que hay entre las naciones emergentes y las más desarrolladas.
En las negociaciones preliminares, Estados Unidos trató de que se impusiera un límite del 4% en el déficit o superávit que un país puede registrar en su balanza de pagos, aunque está propuesta generó una oposición generalizada.
Es más probable que hoy, la declaración detalle un plan para que el Fondo Monetario haga un seguimiento de los balances excesivos de los países en caso de que se disparen.
Seúl
EFE