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Lecciones de los Juegos Olímpicos

Federico Malavassi | Jueves 25 agosto, 2016


En algunos casos, también, es obvio el interés político en utilizar el deporte como vitrina para el régimen

Lecciones de los Juegos Olímpicos

Es impresionante lo que se hace en algunas naciones. El resultado se vierte en atletas de gran desempeño y en medallas que premian el esfuerzo personal y en muchos casos el esfuerzo social.

En otros casos se perciben la falta de estructura deportiva, la mala organización, la pobreza y la falta de competitividad. En algunos casos, también, es obvio el interés político en utilizar el deporte como vitrina para el régimen.
En algunos casos es impresionante cómo un segundo o décimas de segundo son la medida para determinar quién gana, quién pierde y quién no tenía posibilidad alguna de obtener podio. El asunto es sin discusión, hay quienes podrían y hay quienes no van a poder.
En otros casos es claro que la inspiración puede causar mucho mejor desempeño y rendimiento, incluso permitiendo superar las marcas de entrenamiento y fogueo.
También es indiscutible que los que llegan a competir llevan tras sí infinitas jornadas de preparación y entrenamiento, fogueo y competencias, esfuerzo y privaciones, mucha organización y gran fuerza y esmero personal. En algunos casos se trata de grandes sacrificios y privaciones para concentrarse en dar rendimiento en la disciplina escogida. No se trata de improvisación ni de mera inspiración, sino que tras los resultados hay una transpiración innegable, aplicación milimétrica y dedicación especial.
Algunos tienen la tristeza de no desempeñarse tal y como se entrenaron, pues siempre pueden surgir algunos imponderables que hacen caer todo por la borda: un resbalón, quizás una pequeña desconcentración, la tensión de la competencia, el mismo escenario o alguna pequeña cuestión devenida del marco de la competición. Muy doloroso, pero también es una realidad de toda competencia, pues no se llega solo sino en un ambiente de mucha competitividad e incluso rivalidad.
A veces los que creíamos mejores no dan el rendimiento adecuado o caen en competencia con otros que no lucían como favoritos. En algunos casos se trata de decisiones y situaciones que se toman o resuelven en menos de un segundo. Casi nunca es suerte… estamos hablando de atletas de muy alto rendimiento.
Resulta interesante mirar el fenotipo de los atletas, cada vez es más determinante en el rendimiento de cada disciplina. Parece que antaño bastaba un poco de esfuerzo, condición atlética y algo de preparación y espíritu. En la actualidad hay cuerpos que no sirven para determinadas disciplinas y, en cambio, hay algunas anatomías que parecen diseñadas para rendir en ciertas competencias.
Personalmente, me impresionó el despliegue físico y las tácticas del voleibol de playa. No hay cambios, los jugadores deben desplazarse mucho, tener muchos reflejos, jugar en total armonía y conocerse bien, saltar muchísimo y perfeccionar la técnica. Y… ¿qué decir del voleibol de salón? ¡Impresionante velocidad, técnica depurada, coordinación exigente, mucha competitividad! No parece haber campo para quienes no han entrenado, no se esfuerzan y no saben competir.

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