Las universidades son campos de paz y estudio
| Lunes 10 mayo, 2010
Las universidades son campos de paz y estudio
Ante los hechos sucedidos en las semanas pasadas, del violento ingreso de autoridades del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) a las instalaciones de la Universidad de Costa Rica, es inevitable estar indignado.
Como graduado de la Universidad de Costa Rica (UCR) me es molesta esta agresiva intromisión de las autoridades de la policía. Reclamo por los golpes a estudiantes y a profesores. No deseo borrar de mi mente la imagen de un dirigente de la Federación de Estudiantes de la UCR en el suelo, sin dientes, siendo maltratado por oficiales.
Los que fueron golpeados con puños y patadas son estudiantes. La mayoría no conocen en su vida más que de libros; muchos de ellos serán intelectuales, librepensadores. Repletos de ideales y de ansias de arreglar el mundo, inocentemente se enfrentaron a la dura realidad. Son los profesionales del mañana de nuestra patria; el futuro del país y fueron agredidos como viles delincuentes.
Son adolescentes, jóvenes que en su mayoría no conocen de ambientes hostiles, que ingenuamente salieron a defender el campus universitario de la intromisión, pensando que no se atreverían a lesionarlos porque vivimos en un país de paz.
Comprendo también a los profesores que se enfrentaron a los oficiales, con el valor del que posee el conocimiento. Conocer lo mínimo de sociología implica saber que lo que ha pasado en algunos países es probable en nuestro medio. En otras latitudes las universidades, cuna de la libertad de pensamiento, han sido agredidas por grupos de extrema. Por supuesto en nuestro país no ocurrirá ¿Verdad? …Ese es el peligro de usar la violencia.
Los que somos graduados de la Universidad de Costa Rica y más aquellos que hemos pasado por dificultades sea sociales, de salud o económicas para terminar nuestra carrera, estamos eternamente comprometidos con una institución que nos apoyó, fortaleció, infundió principios y que también, como buen maestro, su mano amiga nos exigió fuertemente. Institución a la que debemos por lo menos respeto.
Logro comprender el hecho de que las nuevas autoridades del OIJ necesiten demostrar su mano dura ante los delincuentes, me parece perfecto; pero la mayoría de los estudiantes no son delincuentes. Sería interesante que invadieran con la misma agresividad lugares como Los Diques, Los Guidos, La Carpio y se enfrentaran a delincuentes. Pero en estos lugares ni las radiopatrullas osan entrar pues están inundados de antisociales. Estos contaminan a las personas honradas que humildemente tratan de sobrevivir en ese medio.
Es en este momento cuando las Universidades privadas deben apoyar a las universidades públicas, como entes forjadores de profesionales e indignarse ante los hechos.
No sé qué es más fácil, si agredir a un joven universitario, pegarle tres tiros a un perro manso solo porque está ahí y dejar llorando a unos niños, o pisar una flor, destruir un poema o reírse de una sinfonía de Beethoven.
Insto a los profesionales graduados de la Universidad de Costa Rica que reclamen ante los hechos sucedidos, que recuerden sus años universitarios, su franca y sencilla juventud de principios mozos de hidalguía, que en algunos casos la realidad se encargó de deformar y que muy pocos se empecinan en mantener en su vida.
Elizabeth Gutiérrez Chavarría
Médico
Ante los hechos sucedidos en las semanas pasadas, del violento ingreso de autoridades del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) a las instalaciones de la Universidad de Costa Rica, es inevitable estar indignado.
Como graduado de la Universidad de Costa Rica (UCR) me es molesta esta agresiva intromisión de las autoridades de la policía. Reclamo por los golpes a estudiantes y a profesores. No deseo borrar de mi mente la imagen de un dirigente de la Federación de Estudiantes de la UCR en el suelo, sin dientes, siendo maltratado por oficiales.
Los que fueron golpeados con puños y patadas son estudiantes. La mayoría no conocen en su vida más que de libros; muchos de ellos serán intelectuales, librepensadores. Repletos de ideales y de ansias de arreglar el mundo, inocentemente se enfrentaron a la dura realidad. Son los profesionales del mañana de nuestra patria; el futuro del país y fueron agredidos como viles delincuentes.
Son adolescentes, jóvenes que en su mayoría no conocen de ambientes hostiles, que ingenuamente salieron a defender el campus universitario de la intromisión, pensando que no se atreverían a lesionarlos porque vivimos en un país de paz.
Comprendo también a los profesores que se enfrentaron a los oficiales, con el valor del que posee el conocimiento. Conocer lo mínimo de sociología implica saber que lo que ha pasado en algunos países es probable en nuestro medio. En otras latitudes las universidades, cuna de la libertad de pensamiento, han sido agredidas por grupos de extrema. Por supuesto en nuestro país no ocurrirá ¿Verdad? …Ese es el peligro de usar la violencia.
Los que somos graduados de la Universidad de Costa Rica y más aquellos que hemos pasado por dificultades sea sociales, de salud o económicas para terminar nuestra carrera, estamos eternamente comprometidos con una institución que nos apoyó, fortaleció, infundió principios y que también, como buen maestro, su mano amiga nos exigió fuertemente. Institución a la que debemos por lo menos respeto.
Logro comprender el hecho de que las nuevas autoridades del OIJ necesiten demostrar su mano dura ante los delincuentes, me parece perfecto; pero la mayoría de los estudiantes no son delincuentes. Sería interesante que invadieran con la misma agresividad lugares como Los Diques, Los Guidos, La Carpio y se enfrentaran a delincuentes. Pero en estos lugares ni las radiopatrullas osan entrar pues están inundados de antisociales. Estos contaminan a las personas honradas que humildemente tratan de sobrevivir en ese medio.
Es en este momento cuando las Universidades privadas deben apoyar a las universidades públicas, como entes forjadores de profesionales e indignarse ante los hechos.
No sé qué es más fácil, si agredir a un joven universitario, pegarle tres tiros a un perro manso solo porque está ahí y dejar llorando a unos niños, o pisar una flor, destruir un poema o reírse de una sinfonía de Beethoven.
Insto a los profesionales graduados de la Universidad de Costa Rica que reclamen ante los hechos sucedidos, que recuerden sus años universitarios, su franca y sencilla juventud de principios mozos de hidalguía, que en algunos casos la realidad se encargó de deformar y que muy pocos se empecinan en mantener en su vida.
Elizabeth Gutiérrez Chavarría
Médico