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Miércoles, 11 de diciembre de 2024



EDITORIAL


Las pérdidas del Central

De procederse a capitalizar al Central, se debe garantizar que los objetivos se van a cumplir y que ello no implica dilapidar valiosos recursos logrados con gran esfuerzo

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 31 mayo, 2010


Editorial


Las pérdidas del Banco Central no permiten que se reduzcan las tasas de interés, ni la inflación y a la vez introducen distorsiones en la implementación de una adecuada política monetaria.

Durante la reciente campaña electoral los diferentes partidos hicieron propuestas para capitalizar al Banco Central a fin de poner término a esta fuente de inestabilidad.

Capitalizar al Central parece acorde con las metas de inflación que se espera cumplir. No obstante, en el tema caben algunas consideraciones.

Las pérdidas de esa entidad, que alcanzan al mes de abril los $2.800 millones, se financian con bonos de estabilización monetaria, inflación y con el encaje mínimo legal. Estas soluciones, aparte de no ser permanentes, tienen efectos inflacionarios, y la inflación y el encaje en particular son impuestos que se terminan cobrando a toda la sociedad.

Los pasivos del emisor se originaron en un festín del Central en la década de 1980. Extender las pérdidas, desde entonces es algo que el Banco Central ha venido haciendo y que está forzado a continuar mientras no resuelva el problema estructural de las pérdidas.

La opción es lograr una eficiencia mayor del sistema financiero, como bajar costos de intermediación.

En el otro extremo está el objetivo de contener la inflación, algo que solo se va a resolver si el Banco Central es capitalizado por el Gobierno.

Debido a la crisis fiscal, de procederse con esta medida, es doblemente obligatorio establecer paralelamente mecanismos que garanticen que los objetivos se van a cumplir, y no implique dilapidar valiosos recursos logrados con gran esfuerzo.

No debemos olvidar que las sumas propuestas para capitalizar al Central, solo parcialmente, podrían alcanzar para construir hospitales, carreteras y muchas obras indispensables que el país requiere.

Aunque se han trasladado en dos ocasiones recursos frescos al Banco con ese propósito, podría decirse que no se ofreció una transparente explicación al público sobre el impacto que esto tuvo, para saber si se utilizaron en forma adecuada.

Sin ser esto lo sugerido, si se quiere adoptar un plan realista para consolidar la estabilidad, mejorar los índices de crecimiento, desempleo y pobreza, debe dejarse claro de antemano el mecanismo para el buen uso que se hará de estos recursos.










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