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Jueves, 28 de marzo de 2024



EDITORIAL


Las malas gestiones cuestan caro

| Martes 11 noviembre, 2014




La mayor parte de los trabajadores del resto del país, en especial los del sector privado, no pueden disfrutar de privilegios semejantes a los de los trabajadores de Japdeva, aun si los merecen por su desempeño laboral


Las malas gestiones cuestan caro

Sorpresa y en muchos casos auténtica indignación son los sentimientos de una gran parte de la población, en especial la que paga puntualmente sus impuestos, ante los privilegios de que goza un sector de la población de Limón. Es decir, los trabajadores de Japdeva.
Porque el resto de pobladores de la provincia, en general, sigue sufriendo las consecuencias del histórico abandono en que lo han mantenido aun quienes durante las campañas políticas han ofrecido el oro y el moro para obtener sus votos en las urnas.
La lista de todos los privilegios a muchos trabajadores de Japdeva es tan larga, que resulta vergonzosa sin entrar a analizar siquiera si los merecen o no.
Esto porque son privilegios que, en forma exclusiva han logrado algunos trabajadores, probablemente por su mayor capacidad de organización para entablar ese tipo de negociaciones.
Otros empleados públicos de sectores claves como la seguridad o la educación no han logrado convenciones colectivas de trabajo de esa magnitud, para tener altos salarios y privilegios semejantes.
La mayor parte de los trabajadores del resto del país, en especial los del sector privado, no pueden disfrutar de grandes ventajas como esas, aun si las merecen por su desempeño laboral.
Resulta incomprensible, eso sí, que las personas que en estos momentos se quejan con fuerza y con razón de dicha situación, no hicieran lo mismo en años anteriores cuando los máximos jerarcas de Japdeva firmaban y volvían a firmar una convención colectiva que permitía todas esas ventajas solo a un grupo de trabajadores del país.
¿Qué convirtió a Japdeva en ese “centro de poder” y por qué?
Al desatarse la crisis económica que aún hoy mantiene a tantos costarricenses sin trabajo, allá por el año 2008, ¿por qué se siguieron firmando convenciones colectivas con el sindicato de Japdeva que hoy vemos horrorizados porque el país no está en condiciones de pagarlas?
El actual gobierno parece haber asumido una postura firme ante la oposición de Sintrajap a la construcción del megapuerto por concesión en Moín. En buena hora.
Pero la necesidad de mejorar los servicios portuarios en esa zona del país es algo conocido desde hace décadas.
No obstante, no se gestionó para mejorar los servicios de Japdeva, solo se siguieron firmando inaceptables convenciones. ¿Las razones?…
Tienen la palabra los exjerarcas de esa institución del Atlántico.
 







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