La pyme en Chile: acceso al crédito entre 2000 y 2006
| Lunes 28 enero, 2008
La pyme en Chile: acceso al crédito entre 2000 y 2006
El economista chileno Enrique Goldfarb recientemente publicó el libro “No todo está perdido, la encrucijada de las pymes y de la clase media”, en el cual hace un interesante análisis sobre los cambios macroeconómicos y su impacto en la micro, pequeña y mediana empresa.
Cuenta Goldfarb que en 1997 Chile había acumulado 12 años de boom económico, con tasas de crecimiento arriba del 7%, una de las más altas del mundo; situación que hacía ver un desarrollo totalmente viable, expansión en el crédito de consumo, bajas tasas, toda una bonanza. En 2000 la micro, pequeña y mediana empresa representaba el 99,1% del parque empresarial del país y empleaba al 83,1% de los trabajadores; además de total de la cartera de crédito de los bancos el 35,8% era del sector mipyme y del número de operaciones de los bancos el 99,3% pertenecía a este sector.
Lamentablemente una época de bonanza puede hacernos sentir inmunes, pero en 1998 Chile se vio afectado por la crisis asiática, problemas de liquidez, las tasas aumentaron de forma drástica, la catástrofe fue tal para la pyme que las estadísticas no lograron medir el verdadero drama presupuestario que vivieron.
Al cabo de dos años se acumularon fuertes sumas en carteras vencidas, la pyme dejó de ser sujeto de crédito ya fuera porque no le prestaban o le prestaban a precios altísimos. Una crisis que afecta el mercado interno, golpea a la mayoría de la población (clase media hacia abajo) que se ve obligada a disminuir su consumo, dejando a la pyme sin clientes y con altas deudas. No debemos olvidar que la pyme además de productora es consumidora en el mercado local.
El crédito bajó a gran velocidad, pues al desaparecer la pyme como sujeto de crédito no había a quien prestarle; el desempleo se disparó, la gran empresa no fue capaz de absorber la mano de obra que quedaba cesante, lo que incrementó el número de empleos por cuenta propia (emprendimiento por necesidad).
Para 2006, la participación de la pyme en la cartera crediticia había descendido en un 50% en términos del total de colocaciones y un 33% en número de operaciones. El autor hace una fuerte crítica al Banco Central quien pudo haber renegociado los plazos de las deudas de la pyme y al Ministerio de Economía por no haber visto el fondo del problema y aplicar solo algunas medidas asistenciales ante un sector gravemente atribulado.
Deja claro el autor que la pyme es el sector cuya participación hace la diferencia entre crecimiento y estancamiento.
En lo personal, después de la lectura del libro, me quedó muy claro por qué en Chile se está implementando por parte de un banco privado, el programa Re-emprende, dirigido a aquellas pyme que un día “fracasaron” y que hoy quieran re-intentar su proyecto productivo.
No se trata simplemente de re-abrir el crédito bancario a deudores que alguna vez no pagaron sus créditos, es primordial saber la causa de la falta de pago de su obligación crediticia. Dentro de este marco histórico/económico es mucho más fácil entender la oferta de este producto crediticio.
Decía mi abuela que nadie aprende por cabeza ajena, pero ojalá experiencias como esta nos hagan reflexionar y diseñar una política pública acertada para la micro, pequeña y mediana empresa.
Lucy Conejo Vargas
Máster en administración de empresas.
El economista chileno Enrique Goldfarb recientemente publicó el libro “No todo está perdido, la encrucijada de las pymes y de la clase media”, en el cual hace un interesante análisis sobre los cambios macroeconómicos y su impacto en la micro, pequeña y mediana empresa.
Cuenta Goldfarb que en 1997 Chile había acumulado 12 años de boom económico, con tasas de crecimiento arriba del 7%, una de las más altas del mundo; situación que hacía ver un desarrollo totalmente viable, expansión en el crédito de consumo, bajas tasas, toda una bonanza. En 2000 la micro, pequeña y mediana empresa representaba el 99,1% del parque empresarial del país y empleaba al 83,1% de los trabajadores; además de total de la cartera de crédito de los bancos el 35,8% era del sector mipyme y del número de operaciones de los bancos el 99,3% pertenecía a este sector.
Lamentablemente una época de bonanza puede hacernos sentir inmunes, pero en 1998 Chile se vio afectado por la crisis asiática, problemas de liquidez, las tasas aumentaron de forma drástica, la catástrofe fue tal para la pyme que las estadísticas no lograron medir el verdadero drama presupuestario que vivieron.
Al cabo de dos años se acumularon fuertes sumas en carteras vencidas, la pyme dejó de ser sujeto de crédito ya fuera porque no le prestaban o le prestaban a precios altísimos. Una crisis que afecta el mercado interno, golpea a la mayoría de la población (clase media hacia abajo) que se ve obligada a disminuir su consumo, dejando a la pyme sin clientes y con altas deudas. No debemos olvidar que la pyme además de productora es consumidora en el mercado local.
El crédito bajó a gran velocidad, pues al desaparecer la pyme como sujeto de crédito no había a quien prestarle; el desempleo se disparó, la gran empresa no fue capaz de absorber la mano de obra que quedaba cesante, lo que incrementó el número de empleos por cuenta propia (emprendimiento por necesidad).
Para 2006, la participación de la pyme en la cartera crediticia había descendido en un 50% en términos del total de colocaciones y un 33% en número de operaciones. El autor hace una fuerte crítica al Banco Central quien pudo haber renegociado los plazos de las deudas de la pyme y al Ministerio de Economía por no haber visto el fondo del problema y aplicar solo algunas medidas asistenciales ante un sector gravemente atribulado.
Deja claro el autor que la pyme es el sector cuya participación hace la diferencia entre crecimiento y estancamiento.
En lo personal, después de la lectura del libro, me quedó muy claro por qué en Chile se está implementando por parte de un banco privado, el programa Re-emprende, dirigido a aquellas pyme que un día “fracasaron” y que hoy quieran re-intentar su proyecto productivo.
No se trata simplemente de re-abrir el crédito bancario a deudores que alguna vez no pagaron sus créditos, es primordial saber la causa de la falta de pago de su obligación crediticia. Dentro de este marco histórico/económico es mucho más fácil entender la oferta de este producto crediticio.
Decía mi abuela que nadie aprende por cabeza ajena, pero ojalá experiencias como esta nos hagan reflexionar y diseñar una política pública acertada para la micro, pequeña y mediana empresa.
Lucy Conejo Vargas
Máster en administración de empresas.