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La construcción de Costa Rica

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 28 agosto, 2015


Hay que acabar con el paternalismo y el clientelismo. No hay que desalentar la iniciativa individual

Sinceramente
La construcción de Costa Rica

Costa Rica probablemente deberá pronto ser reconstruida desde la base para reorientar todo su proceso democrático y su funcionamiento económico. No podemos dejar de tener claros los pilares de la construcción de nuestro país.
Todos los ciudadanos y habitantes de un país son diferentes, producen de manera diversa, trabajan distinto, ahorran o consumen en proporciones variadas. En algo son iguales y es frente a la ley. El sistema legal nos iguala a todos.
Las leyes nos igualan en presunción de inocencia, debido proceso, juicio imparcial, penas, responsabilidades y consecuencias. El estado de derecho es uno de los pilares básicos de nuestra construcción social. Priva en él la justicia, no la fuerza.
La justicia debe tomar vigencia en nuestra sociedad y en nuestras vidas de manera intensa. Una sociedad en la que los diferentes habitantes difieren en la capacidad de producción, de ingreso y de acumulación de riqueza genera brechas sociales profundas conforme el proceso de acumulación en el tiempo produce sus efectos.
La capacidad de trabajo, la capacidad de producir y acumular, la capacidad de crear y de construir no debe de ser desalentada jamás.
Muchos piensan que la mejor forma de progresar es cobrar impuestos y poner cargas sobre los exitosos. Muchos están convencidos de que el éxito de algunos es el culpable de las brechas sociales.
Si nadie tuviera éxito, todos seríamos iguales, piensan muchos. Así que los exitosos deben cargar a los que no lo son. El éxito en nuestra sociedad se castiga. El exitoso se califica de corrupto y explotador. ¡En realidad hay que multiplicar a los exitosos, nunca acabar con ellos!
En un abrazo solidario todos debemos contribuir a crear condiciones de justicia en la distribución del ingreso y en la repartición de la riqueza, pero de allí a considerar el éxito de unos culpable de los fracasos ajenos no tiene sentido. Debemos buscar crear la mayor igualdad de oportunidades para los hijos del país. Debemos estimular la generación de exitosos.
Hay que estimular la capacidad de producir, hay que estimular la creatividad de todos, hay que facilitar la producción y el trabajo de aquellos que no dependen de los impuestos para vivir. Hay que acabar con el paternalismo y el clientelismo. No hay que desalentar la iniciativa individual.
Hay que mantener los gastos comunes del Estado bajo estricto control. Como sociedad debemos vivir en la búsqueda de la excelencia. Lo que gasta el gobierno o el Estado lo dejan de gastar los contribuyentes. Si se reducen los impuestos, los contribuyentes podrán gastar más y vivir mejor.
Los contribuyentes y ciudadanos no son vacas de ordeño. El gobierno existe en función de los contribuyentes y habitantes del país. El Estado tiene por límite la voluntad de los ciudadanos. La evasión fiscal es la señal más evidente de la imposibilidad de pagar los impuestos o del rechazo económico de los mismos.
En consecuencia, los gastos gubernamentales deben ser administrados con enorme prudencia y austeridad. Los aumentos de los impuestos no deben desbocar a un país hacia la informalidad, la elusión y la evasión.

Emilio R. Bruce

Profesor
ebruce@larepublica.net

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