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La agenda oculta

Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 17 abril, 2015


El problema hoy es que las rencillas partidarias, aparte de alimentar el morbo público, le quitan intensidad a la verdadera agenda


Entre cielo y tierra
La agenda oculta


El escenario político costarricense se empieza a complicar de cara a la jornada legislativa del primero de mayo, sin embargo, esta fecha es una especie de excusa en el calendario, cuando lo que se pretende son ajustes de fuerzas en una Asamblea que ha quedado debiendo.
El problema hoy es que las rencillas partidarias, aparte de alimentar el morbo público, le quitan intensidad a la verdadera agenda que tendría que estar desarrollándose para un adecuado progreso de nuestra sociedad.
Quisiera en esta oportunidad puntualizar en ese ideario.
En primer lugar, considero que Costa Rica ha abandonado el compromiso hacia el fortalecimiento de la justicia social, mediante una justa y equitativa distribución de las oportunidades.
La clase política ha reconocido en esta causa una importante temática para el discurso pero no para la acción.
El resultado es que nuestro sistema democrático lejos de fortalecerse y alinearse sobre este pilar, se ha convertido en una maquinaria de demagogia, en la que cada cuatro años se prometen grandes transformaciones sociales que al final no llegan a producir una verdadera distribución social y económica de forma sistemática.
En segundo lugar, la construcción de una economía más robusta. En este sentido, el país se ha quedado de brazos cruzados en su agenda de competitividad y mejora de las condiciones productivas.
Tras el proceso de apertura, se creyó erróneamente que tan solo con la firma de acuerdos de libre comercio se generarían las condiciones para impulsar la producción. Sin embargo, nos hemos dado cuenta que existe una amplia lista de tareas postergadas, que va desde la construcción de infraestructura hasta la reducción de los trámites y la burocracia excesiva del Estado.
En tercer lugar, la transformación de los costarricenses en ciudadanos del siglo XXI.
Desafortunadamente, el rol de la educación en nuestra sociedad se centró en una perspectiva técnica y de capacitación, pero hay un gran desbalance en cuanto a la visión integral y más completa que se requiere para que las generaciones de profesionales se conviertan en verdaderos agentes de cambio de nuestra sociedad, en especial para las regiones fuera del área metropolitana, donde el factor empresarial responsable es uno de los elementos que más podrían ayudar en el objetivo de lograr mayor justicia social.

Luis Alberto Muñoz Madriz
@luisalberto_cr

 

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