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La responsabilidad de cada persona por el control interno dentro de la organización

Sylvia Loría redaccion@larepublica.net | Lunes 05 febrero, 2024


Sylvia Loría


Las organizaciones exitosas saben cómo obtener provecho de las oportunidades y contrarrestar las amenazas, por medio de la aplicación efectiva de controles. El control interno es un elemento esencial en la administración de una organización. Va más allá de simples procedimientos y políticas; es una práctica viviente que involucra a cada miembro de la organización. Es por esto, que las personas que forman parte de la entidad son cruciales en la efectividad del control interno.

La junta directiva y la alta gerencia tienen un papel fundamental en el establecimiento de un ambiente de control efectivo. Ellos son responsables de establecer la visión, misión, los valores y las expectativas éticas de la organización. Su compromiso con un ambiente de control robusto establece un "tono desde la cima" que permea en toda la empresa. Lo anterior incluye, por ejemplo: establecer políticas y procedimientos que reflejen los valores éticos de la organización, demostrar a través de sus acciones un compromiso con la integridad y la ética y asegurarse de que todos los colaboradores entiendan las expectativas y la importancia del control interno.

Una vez establecidas las políticas y procedimientos, las gerencias tienen la responsabilidad de la supervisión y el mantenimiento diario para que estos controles sean efectivos. Lo anterior implica dar un entrenamiento y buscar la concientización con los colaboradores para que estos en un ambiente adecuado se sientan cómodos de hacer lo establecido y reportar cualquier preocupación o irregularidad.

Finalmente, el rol de todos los colaboradores es crucial en la ejecución efectiva del control interno. Ellos son los ojos y oídos de la organización y desempeñan un papel activo en la identificación y reporte de riesgos y problemas. Esto requiere entender cómo sus acciones cotidianas afectan el control interno y la seguridad de la organización. Ser proactivo en la identificación de áreas de riesgo y sugerir mejoras en los procesos y mantener altos estándares de ética y conducta en todas las operaciones.

La cultura organizacional es el cemento que une todos los aspectos del control interno. Una cultura fuerte, que valore la integridad, la transparencia y la responsabilidad, es fundamental para el éxito de este. Esto se logra mediante el reconocimiento y recompensa del colaborador comprometido con el control interno, comunicación continua, evaluaciones y retroalimentación.

Cada persona dentro de la organización debe ser responsable del logro de los objetivos de control interno asignados. Son las personas, con sus acciones y decisiones, quienes definen el éxito de los controles internos en cualquier organización.







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