La isla de Nim
| Jueves 11 septiembre, 2008
La isla de Nim
(Nim’s Island)
Dirección: Jennifer Flackett y Mark Levin. Reparto: Abigail Breslin, Gerard Butler, Jodie Foster, Michael Carman. Duración: 1.35. Origen: EE.UU. 2008. Calificación: 4.
Basada en una novela de Wendy Orr, “La isla de Nim” es una producción de carácter familiar, que no cumple con las expectativas generadas por su atractivo elenco. El trío de intérpretes principales, prometía bien: Abigail Breslin, nominada al Oscar por “Pequeña Miss sunshine” (2006); el divo británico Gerard Butler (“300”, 2006); y la dos veces ganadora del Oscar, Jodie Foster. Ninguno sobresale, en esta exótica comedia de aventuras que no emociona ni hace gracia.
La adaptación nació de la labor conjunta de dos parejas: los guionistas Joseph Kwong y Paula Mazur; y los directores y coguionistas Jennifer Flackett y Mark Levin (“Viaje al centro de la Tierra”, 2008). Visualizando las páginas del libro, los autores no supieron darle forma unitaria a una trama que mezcla humor, acción y sentimiento. El resultado es heterogéneo, inconexo y artificial.
Nim Rusoe tiene 12 años. Huérfana de su madre, vive con su padre Jack en una remota isla desierta del Pacífico Sur. El es biólogo marino y una día, por razones de trabajo, zarpa en su bote, dejando sola a la niña. Esa misma noche, una tormenta azota la embarcación de Jack, impidiéndole regresar a la isla.
Mientras tanto, por medio de correo electrónico, Nim inicia una correspondencia con Alexandra Rover, escritora de San Francisco quien sufre de agorafobia (miedo a los espacios abiertos). Cuando se entera de la situación en la que se encuentra Nim, Alexandra vence sus propios temores y emprende un largo viaje para rescatar a la chiquilla.
El argumento contiene interesantes consideraciones, acerca del proceso de creación literaria y la fabulación. Lo anterior se diluye poco a poco, en una marea de chistes insulsos y secuencias mal realizadas. En lo formal, destaca únicamente la pulida fotografía a colores de Stuart Dryburgh (“El piano”, 1993).
Todos —indistintamente— sobreactúan de manera maldiestra, incluyendo Jodie Foster, en uno de los trabajos más flojos de su ilustre carrera. Butler es el padre perdido en altamar, mas encarna también a Alex Rover (personaje ficticio al estilo de Indiana Jones), en escenas destinada a confundir a los más pequeños.
Quizá para no perder la atención del público-meta, se agregaron unas cuantas nimiedades cómicas, incluyendo lagartijas voladoras y pedos de foca. Para ese entonces, la aventura está a la deriva: lo que parecía una simpática variación de “Robinson Crusoe”, degenera en una copia barata de “Mi pobre angelito” (1990), con la niña protegiendo su territorio de unos turistas invasores.
“La isla de Nim” tiene sus buenos momentos, pero estos son la excepción y no la regla, dentro de un relato incongruente y privado de tensión narrativa.
(Nim’s Island)
Dirección: Jennifer Flackett y Mark Levin. Reparto: Abigail Breslin, Gerard Butler, Jodie Foster, Michael Carman. Duración: 1.35. Origen: EE.UU. 2008. Calificación: 4.
Basada en una novela de Wendy Orr, “La isla de Nim” es una producción de carácter familiar, que no cumple con las expectativas generadas por su atractivo elenco. El trío de intérpretes principales, prometía bien: Abigail Breslin, nominada al Oscar por “Pequeña Miss sunshine” (2006); el divo británico Gerard Butler (“300”, 2006); y la dos veces ganadora del Oscar, Jodie Foster. Ninguno sobresale, en esta exótica comedia de aventuras que no emociona ni hace gracia.
La adaptación nació de la labor conjunta de dos parejas: los guionistas Joseph Kwong y Paula Mazur; y los directores y coguionistas Jennifer Flackett y Mark Levin (“Viaje al centro de la Tierra”, 2008). Visualizando las páginas del libro, los autores no supieron darle forma unitaria a una trama que mezcla humor, acción y sentimiento. El resultado es heterogéneo, inconexo y artificial.
Nim Rusoe tiene 12 años. Huérfana de su madre, vive con su padre Jack en una remota isla desierta del Pacífico Sur. El es biólogo marino y una día, por razones de trabajo, zarpa en su bote, dejando sola a la niña. Esa misma noche, una tormenta azota la embarcación de Jack, impidiéndole regresar a la isla.
Mientras tanto, por medio de correo electrónico, Nim inicia una correspondencia con Alexandra Rover, escritora de San Francisco quien sufre de agorafobia (miedo a los espacios abiertos). Cuando se entera de la situación en la que se encuentra Nim, Alexandra vence sus propios temores y emprende un largo viaje para rescatar a la chiquilla.
El argumento contiene interesantes consideraciones, acerca del proceso de creación literaria y la fabulación. Lo anterior se diluye poco a poco, en una marea de chistes insulsos y secuencias mal realizadas. En lo formal, destaca únicamente la pulida fotografía a colores de Stuart Dryburgh (“El piano”, 1993).
Todos —indistintamente— sobreactúan de manera maldiestra, incluyendo Jodie Foster, en uno de los trabajos más flojos de su ilustre carrera. Butler es el padre perdido en altamar, mas encarna también a Alex Rover (personaje ficticio al estilo de Indiana Jones), en escenas destinada a confundir a los más pequeños.
Quizá para no perder la atención del público-meta, se agregaron unas cuantas nimiedades cómicas, incluyendo lagartijas voladoras y pedos de foca. Para ese entonces, la aventura está a la deriva: lo que parecía una simpática variación de “Robinson Crusoe”, degenera en una copia barata de “Mi pobre angelito” (1990), con la niña protegiendo su territorio de unos turistas invasores.
“La isla de Nim” tiene sus buenos momentos, pero estos son la excepción y no la regla, dentro de un relato incongruente y privado de tensión narrativa.