La hora final para decisiones llegó
María Jeannette Ruiz Delgado jeannetterus@gmail.com | Miércoles 04 noviembre, 2020
En el año 2011 se inició una patriótica negociación entre Diputados de la Asamblea Legislativa y el Ministerio de Hacienda, sobre una propuesta de reforma fiscal, en un momento en el que se tenía un déficit fiscal del 5,6% del PIB. El proceso duró muchos meses, en los que se dieron avances en la propuesta.
Para trazar una ruta clara e iniciar el proceso que permitiría convertir la propuesta en una ley, intervinieron directamente la Presidente de la República doña Laura Chinchilla y el excandidato presidencial don Ottón Solís. Ellos lideraron un acuerdo, que tenía como objetivo el bienestar de este país y evitar que se llegara al momento dramático que estamos viviendo. Aún sin ni siquiera imaginar la crisis sanitaria que estamos enfrentando y sus terribles consecuencias en la economía de nuestro país, había sentido de urgencia y necesidad de darle sostenibilidad a las finanzas públicas.
Mucho se menciona a un Partido Acción Ciudadana (PAC) que “descarriló” ese proyecto, pero poco de otra parte del PAC que junto a otras fracciones lo sacó adelante hasta su votación en primer debate. El lamentable freno ocasionado por una resolución de la Sala Constitucional, vino después. Esa parte del PAC co-lideró de manera responsable la discusión a lo interno de la Asamblea Legislativa y fue vocal ante los medios de comunicación, defendiendo las razones de la propuesta. Si aquel plan fiscal se hubiera materializado, posiblemente no habríamos llegado al borde del abismo donde estamos y a las condiciones macroeconómicas que ha tenido que enfrentar el país al entrar en la crisis por la pandemia o por lo menos, no serían tan dramáticas, como son en estos momentos.
Actualmente se habla sobre si se deberían aprobar nuevos tributos, se culpa a los últimos gobiernos de la crisis y se habla de falta de liderazgo. Decirlo es sencillo, negociar no lo es, todos tenemos que poner de nuestra parte para no hipotecar el futuro de nuestros hijos, por ello es necesario buscar equilibrios.
Como se están desarrollando los acontecimientos de los últimos días, no permiten ser positivos de que logremos acuerdos, damos una pésima imagen como país ante los organismos internacionales, a los que hemos acudido por ayuda, así como también ante los mercados financieros externos. A ratos pareciera que no logramos entender la situación real que enfrentamos y las consecuencias de no hacer nada, que son muy duras e indeseadas.
Es el momento de que los liderazgos sensibilicen a los sectores sobre la realidad que enfrentamos, de paso que se incorporen a un proceso que permita llegar a puntos de encuentro. De esta crisis debemos salir unidos, ya que el bienestar que se busca es para todos los costarricenses. No lograrlo nos hará daño a todos, especialmente a las clases más desfavorecidas.
Para conversar, debemos dejar de lado el cálculo político y los intereses particulares, no veo quien podría gobernar un país incendiado por la crisis, ni cuales sectores se pueden beneficiar de no hacer nada. Ahí es donde deben emerger los liderazgos que permitan proponer soluciones y consolidar los acuerdos.
Este es el momento para hacer un llamado al diálogo, en pro del bienestar que anhelamos los costarricenses y que vemos amenazado porque la hora final para decisiones llegó. La historia se escribe desde hoy y debemos escoger con patriotismo de qué lado estamos.