La gran tarea en Educación del Bicentenario
Daniel Suchar Zomer daniel.suchar@hotmail.com | Lunes 20 septiembre, 2021
Daniel Suchar Zomer, PhD
Analista Financiero. Profesor Universitario
Costa Rica está viviendo sus más jubilosos días al poder celebrar sus primeros 200 años de independencia. Cifras en economía, finanzas, mejoras en aporte social y por supuesto los infinitos cambios políticos que han ocurrido en el país, son parte de los aplausos que se ha llevado la Suiza Centroamericana en estas festividades. Agregar la abolición del ejército, pobreza debajo del 20%, alfabetización casi al 100% de la población, ingreso per cápita por $15.000 y un 8% del PIB por parte del turismo, hace de que la ovación sea aún mayor.
Y mucho ojo, porque existen países que no han llegado a cumplir 100 años o bien, apenas empiezan su vida independiente. Es todo un logro celebrar el bicentenario definitivamente.
Incluso Costa Rica es de los pocos países del mundo que no tiene fuga de cerebros. Tanto es así, que las situaciones ocurridas en estados vecinos como Nicaragua, Venezuela, México, Perú Chile, Colombia por mencionar algunos; hacen que la tierra del Pura Vida sea una nación que gana cerebros todos los días prácticamente desde su independencia.
Pero hablar del pasado sirve para entender el presente y poder visualizar el futuro. Una proyección que debe hacer hincapié en las inversiones tangibles (infraestructura a todo nivel) que serán los mayores tesoros que se puede heredar a las siguientes generaciones y así poder afrontar el mundo tan competitivo que se tiene hoy en día.
Y es aquí donde se debe hacer un alto en el camino y valorar la inversión costarricense en educación, pues es el pilar fundamental de la sociedad. Hoy en día, los números hablan por sí solos. Mucha cantidad (8% PIB comparado a la OCDE 4%PIB) y paupérrima calidad. Esto es más preocupante si se compara con los resultados PISA a nivel internacional.
A partir de ahora, el modelo educativo que debe de privar no es para preparar a los chicos para el 2022. Debe ser para proyectarlos hacia 2030 o 2040, y así posicionar a una generación de relevo mucho más preparada para los cambios que se avecinan en el camino.
Citando el primer ejemplo se tienen son los paseos colegiales. Estos con un tinte de fundamento histórico sobre parques, plazas, volcanes, zoológicos o diferentes estadios de fútbol; no se pueden convertir reiteradamente en el único lugar de conocimiento de los chicos. Hay que forzarlos a visitar edificios inteligentes, zonas francas, manufactura de alto nivel, casas de bolsa, bancos, televisoras, radios, e incluso, laboratorios de investigación y desarrollo de multinacionales, que tienen prácticamente un pie en el futuro cercano ya recorrido por otros países. Es así como se deben sembrar los objetivos aspiracionales de los jóvenes hoy en día. No privando la oportunidad de palpar este desarrollo empresarial y solo haciendo creer que el Sector Publico es el único objetivo en sus vidas. Y si de poder viajar se trata, los intercambios internaciones abren los ojos de estos jóvenes visualizando lo que han hecho otros países y hacia dónde debe direccionarse este barco llamado Costa Rica.
Por otro lado, la implementación del bilingüismo y la navegación rápida por Internet se está retrasando cada día más y la brecha se expande en la sociedad. Es inminente la necesidad de erradicar las excusas y prácticamente obligar al Estado a ejecutar sus planes de expansión tecnológica como dar prioridad a proyectos del aprendizaje del inglés para no quedar rezagados con el mundo. Incluso ya estar pensando en un tercer idioma como el francés o el portugués, que dichas lenguas están siendo exigidas en las ofertas laborales de las zonas francas (hoy crecen al +30% y van creando miles de puestos de trabajo a diario).
La educación costarricense le urge transformación rápidamente. Esta debe dejar atrás la memorización y empezar a combinarla con la práctica. El pensamiento crítico de las asignaturas debe pasar a ser la norma y no la excepción en las aulas de clase. Los jóvenes están siendo bombardeados por distintos flancos (Redes Sociales) de información, y hoy más que nunca, deben ser muy rápidos y espabilados para detectar las malas influencias de las verdaderas fuentes de información. Esto solo se logra agilizando una mente a través de la puesta en práctica de las teorías que estudian en sus salones.
Otra parte de la educación que debe prevalecer en las Escuelas y Colegios es integrar desde temprana edad el buen uso de las finanzas personales y la administración de los dineros. Ningún ciudadano queda libre en su vida de tener que manejar responsablemente sus ingresos mensuales, sin importar su nivel académico ni estatus social.
Incluso las carreras universitarias también tienen un gran protagonismo en la escalera del saber. Ellas se deben de ir adaptando a las nuevas realidades que exige el mundo globalizado. Los entes regulatorios tienen que dejar de lado esa burocracia que no permite implementar planes de estudio rápidamente. Y hablando de aquellas profesiones que van perdiendo terreno en el campo de la empleabilidad, ir buscando la forma de integrarlas a otras mallas curriculares o bien erradicarlas de la oferta académica en la educación superior. Es responsabilidad de la propia Costa Rica que un chico se inscriba a estudiar algo que esté sentenciado a un desempleo apenas obtenga su título universitario.
Pero para que todo este cambio en la educación costarricense y que los muchachos puedan salir adelante suceda, los primeros que deben de adaptarse son aquellos profesores, padres y representantes (“A mis hijos los educo yo” dicen algunos), que siguen aferrados a los modelos de aprendizaje del pasado, arcaicos, añejos, antiguos y sin ningún tipo de modernización. Nada de esto cabe en los modelos actuales del conocimiento académico. Se debe ser humilde en reconocer los errores y las recomendaciones. Implementar dichas mejoras sin egoísmos, ni gollerías ni amiguismos que pululan en varias decisiones académicas a todo nivel, tanto en lo Público como en lo Privado.
Si se desea una Costa Rica altamente competitiva, hay que entender que la inversión en el campo de batalla de la educación es lo más importante en esta vida. Así se definió al erradicar los soldados militares y convertirlos en un gran batallón de estudiantes, donde todos anhelan y quieren un país que valga la pena vivir y sobre todo entonar con orgullo la frase “que vivan siempre el trabajo y la paz”. Por lo tanto, no se debe jugar nunca con la Educación.