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La fluctuación del tipo de cambio y su impacto en el bolsillo de los consumidores

Juan Ricardo Fernández acl@consumidoreslibres.org | Jueves 30 marzo, 2023


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Juan Ricardo Fernández Ramírez

Presidente

Asociación de Consumidores Libres

Costa Rica es un país bastante abierto al mundo. En el 2022 la importancia relativa del sector externo en nuestra economía rondaba el 70% ((Exportaciones más + Importaciones) / PIB)), lo cual es normal para un país pequeño y altamente dependiente del comercio internacional para suplir los miles de bienes y servicios que se la sociedad desea, así como los insumos y bienes de capital necesarios para la producción.

Son muchos los bienes importados, pero también los que se producen localmente tienen insumos del exterior y se producen con máquinas importadas y, como si no fuera suficiente, deben ser transportados a diferentes locaciones consumiendo combustibles y vehículos que no se produce en el país. El valor de dólar tiene un enorme impacto, encareciendo o abaratando todo lo importado según la dirección de su variación ya que todas las transacciones internacionales se realizan en esa moneda.

El dinero es un bien. Así lo señalaba Friedrich Hayek, Premio Nobel de Economía en 1974 (por su contribución a la teoría del dinero). Entre más dólares entren al país es mejor; de hecho, hay una política de Estado de promover exportaciones y la inversión extranjera directa. Esto es un axioma, que, por definición, no está sujeto a discusión.

Para que un bien sea considerado dinero, debe servir como medio de cambio, unidad de cuenta, depósito de valor. Hay monedas que cumplen esas funciones mejor que otras y no hay duda sobre la superioridad del dólar con respecto al colón. Muestra de eso, es que vivimos en una economía altamente dolarizada (por voluntad de la gente y no por política de Estado) y es por lo que hay gran cantidad de bienes y servicios que se ofrecen en el país en esa moneda: vehículos, casas, hospedaje y un amplio etcétera.

El tipo de cambio es un precio que refleja los fundamentales de la economía, las fuerzas del mercado de oferta y demanda de la divisa (escasez relativa). La demanda de dólares es producto de las importaciones, servicio de la deuda externa (privada y pública), y preferencias de los agentes económicos, entre otros factores. La Oferta es producto de las exportaciones, Inversión extranjera y endeudamiento, principalmente. La participación del Banco Central ayuda a suavizar las variaciones del tipo de cambio, más no debe forzar una sobre o subvaloración per se.

Hay grandes jugadores en un mercado pequeño que mueven el tipo de cambio: bancos, fondos de inversión, grandes empresas y el mismo gobierno. Al vender o comprar, mueven el precio del dólar. Por tal motivo es importante la labor del BCCR al atenuar los cambios, y no distorsionar el mercado, sin tener que favorecer a ningún sector en particular. O sea, que el tipo de cambio sea predominantemente el resultado de las fuerzas del mercado.

La revaluación del colón beneficia al consumidor aumentando su poder de compra. La abrumadora mayoría de los costarricenses tienen ingresos fijos en colones, por lo que la revaluación del colón implica un aumento del poder de compra y, por lo tanto, su capacidad de consumo. No hay duda de que un colón fuerte abarata pago de deudas en dólares, compras en internet, gasolina, transporte, viajes al exterior, remesas al exterior y millones de productos y servicio más. Sería bastante ocioso discutirlo, así como los efectos adversos cuando se encarece la divisa. Así como discutir el impacto de un dólar caro. En junio del 2022 el tipo de cambio estuvo cerca de los 700 colones lo cual impactó rápidamente el bolsillo de los consumidores y no quedó más que asumir el costo adicional.

Todas maduras. Los empresarios exportadores, sectores turísticos y otros actores son los principales generadores de la oferta de dólares, o sea, principales responsables de que el colón se revalúe; sin embargo, son los primeros en quejarse del “problema” que ellos mismos ocasionan. Un dólar barato implica menos colones para hacer frente a las obligaciones locales como salarios y muchos más. Es por lo que abogan para que el BCCR intervenga el mercado comprando más dólares y presionar deliberadamente al alza del tipo de cambio.

Función empresarial en la sociedad. El empresario juega un rol fundamental en el desarrollo económico: arriesga su capital, continuamente está buscando la mejor asignación de los escasos recursos de la producción, genera empleos, crea innovación, compite con otros para ganarse el favor del consumidor (mediante precio, servicios, variedad y otros), provee bienes y servicios que mejoran el bienestar y la calidad de vida de la sociedad. Al menos, a los que James Buchanan (premio Nobel 86) llama buscadores de ganancias. En ese sentido los intereses de los empresarios están en línea con los intereses (y bienestar) de los consumidores. Por otro lado, están a los que Buchanan llama buscadores de rentas. Estos son empresarios que por lo general evitan la competencia, no buscan ganarse el favor del consumidor y suelen procurarse privilegios del gobierno para obtener mercados cautivos y otras prebendas.

La función principal del empresario (el de verdad) en la sociedad se puede resumir en asumir riesgos y obtener a cambio beneficios. Riesgos de una actividad en la que ellos mismos, de forma voluntaria, decidieron ingresar e invertir. Lo que no se vale, por más común que sea, es la vieja práctica de privatizar ganancias y socializar las pérdidas.

Con el argumento de que si no se devalúa el colón se perderán muchos empleos, van y acuden al gobierno para que el BCCR intervenga más el mercado, lo que en lugar de promover cambios suaves promueven un ajuste forzoso y deliberado para provocar una pérdida del poder de compra del colón y, de esta forma, ellos obtienen más colones por dólar.

En otras palabras, los señores exportadores (quienes generan el problema) le piden al BCCR que les “quite” (por no decir robar) poder de compra a los consumidores para que, vía tipo de cambio devaluado, se les transfiera a ellos, los empresarios, mediante subsidios, bajo la premisa de que de lo contrario se perderían más empleos y en general eso sería peor para el país. ¿Qué tan cierto sería este argumento?

Hay que aclarar que el mercado no es perfecto (la perfección no es algo de este mundo); no existe tal cosa como competencia perfecta, ni tampoco se encuentra en equilibrio estático (aunque tienda a ello); sin embargo, no existe otra forma de organización que contribuya mejor al crecimiento económico y bienestar de las sociedades. En el mercado convergen diferentes fuerzas, preferencias, voluntades, decisiones de consumidores y empresarios, generando precios que funcionan como semáforos para la toma de decisiones como qué invertir, dónde, cuándo invertir, ahorrar, consumir y muchas más.

Los que abogan por una devaluación forzada (o sea, que no sea producto de los fundamentales la economía), no solamente están pidiendo un subsidio, están pidiendo que un precio (uno de los más importantes) que provee valiosa información para que los agentes económicos tomen decisiones sea dañado. Es como caerle a mazos los instrumentos de navegación de un avión y repartir paracaídas solo a los exportadores.

Esto conlleva que empresas y consumidores a tomar decisiones sobre bases falsas, que van a generar un impacto adverso en la economía y por lo cual se perderían muchos más empleos de aquellos que se quería salvar.

¿Qué se debería hacer? Los exportadores deben asumir su función principal por la cual la lotería de la vida les dio esa capacidad de emprender y administrar, y la cual que es asumir y administrar riesgos de su propia actividad.

Los empresarios deben acudir a los mercados de riesgo, mercados bursátiles donde convergen tanto los especuladores apostando a una ganancia y los que prefieren evitar riesgos, como es un movimiento adverso al tipo de cambio mediante coberturas de riesgos cambiarios.

También hay mecanismos como los swaps, una adecuada administración de la cartera de inversiones, invertir la liquidez en monedas estables, incluso una buena administración financiera de los pasivos de las empresas, donde exista un mixt de deuda en colones y dólares y las pérdidas por tipo de cambio sean compensadas por el ahorro en el pago de pasivos en dólares y viceversa.

Otra posibilidad es dolarizar la economía, cuya principal virtud es por lo cual muchos se opones y es quitarle la discrecionalidad y monopolio de la moneda al BCCR. Así cada hasta aguanta su vela y se elimina la capacidad de lobby de algunos sectores a mover el tipo de cambio a su beneficio.

Hay más estrategias de las que los empresarios pueden echar mano para mitigar riesgos y pérdidas por la sobrevaloración del colón. Lo que no se vale es ir a lloriquearle al gobierno para que les robe el poder de compra a los consumidores a fin de subsidiarlos a ellos (con el riesgo de provocar una mayor pérdida de empleos a mediano plazo). Al fin y al cabo, hay que entender que la economía es también una ciencia moral.







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