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COLUMNISTAS


¡Jugando con fuego!

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 14 junio, 2019


Construyamos, siempre construyamos. Aún en medio de los mayores problemas construyamos soluciones para todos. Construyamos justicia y progreso. Que las crisis no nos lleven a la destrucción sino a erigir una sociedad mejor.

Pero pareciera que los costarricenses vamos a ser exitosos destruyendo a Costa Rica, a su sistema democrático y a su economía. La economía tiene un crecimiento muy limitado, miles de emprendimientos, cerca de 56 mil, cerraron sus puertas el año que recién concluyó. Ante esta realidad tan penosa muchas personas se alegran en las redes sociales. De todas maneras, dicen algunos, “las empresas son fuentes de explotación, pagan mal y si fracasaron fue porque no robaron lo suficiente”. Qué expresión más lamentable. Realmente qué duro pensar que después de haber llevado la pesada carga que Costa Rica ha puesto sobre las espaldas de los emprendedores todavía haya personas que se expresen de esa manera.

Alguna persona amiga que cerró su empresa de muchos años me decía muy dolido y con sus ojos llenos de lágrimas,” el dinero se perdió, pero lo que me duele es el tiempo que Papá y yo dedicamos por años a la firma”. ¡El tiempo perdido hasta los ángeles lo lloran! La destrucción de ahorro privado también.

Pareciera que algunos , por no haber sido responsables de crear una firma, han creído que a las empresas se les puede cargar con todos los trámites, todas las tarifas, todas las patentes, todos los impuestos, todas las cargas a la planilla que se les ocurran a otros, y aún así seguir ganado y seguir creciendo. Algunas personas aseguran que la empresa es una fuente de explotación del trabajador por lo que su actitud hacia el emprendimiento es agresiva y en ella parece que toman venganza por esa supuesta actitud empresarial. ¡Qué rico un defraudador menos! ¡Qué sabroso, quebraron esos explotadores! Mientras los trabajadores de esas firmas lloran sus desventuras.

Estamos matando o ya matamos a la gallina de los huevos de oro. ¿Cómo vamos a resucitar los emprendimientos que desaparecieron? ¿Cómo vamos a persuadir a quienes trabajan, pero ya reventaron, de volver a ver si revientan otra vez?

El clima en la economía es desastroso para la inversión local. Este clima lo han generado entre otros los costarricenses opositores al PAC que esperan con sus acusaciones sobredimensionadas acabar con ese partido de una vez por todas y abrir la puerta a la agrupación de sus preferencias.

El clima para emprender es fatal. El clima para confiar en las reglas de largo plazo es tremendamente malo. El clima de confianza entre toda la población es tan malo que el presidente de Costa Rica tiene niveles de confianza en lo que hace, de acuerdo con los corredores de encuestas, inferior a don Daniel Ortega o al presidente de Honduras quienes cuentan con más credibilidad. ¿Y ahora estos que empujaron despeñadero abajo la confianza van a contar con la misma si llegan a gobierno? ¿Creyeron esos talentos que dejar la tierra quemada era la herramienta para ganar y hacerse del poder? ¿Poder para qué en esas circunstancias? ¿Y el sufrimiento humano y el desempleo y la destrucción de ahorro?

Siento que los costarricenses podrían encontrarse con un Chaves que termine con lo que quedó en pie. Ahora, y por absurdo que parezca, el gobierno sigue enfocado en la agenda de las minorías sexuales, en los servicios sanitarios neutros, en temas importantes para algunos pero que no son trascendentales. Temas estos que distraen la atención del corazón de los problemas que vivimos y dividen a la sociedad impidiéndole enfrentar con unidad nacional lo que se viene.

Comenzamos con la cantinela de ¡siempre los mismos! La cantinela no era cambio por los mejores era cambio tan solo. Luego vino la siguiente ola de “todos corruptos”, sin reparar que los brotes sociales de corrupción no eran atribuibles a un partido sino a personas corruptas. Como eran los mismos y todos corruptos los cambiamos por todos nuevos y todos honestos hasta darnos cuenta que el talento, la experiencia y la capacidad no se improvisan y que la maldad humana está presente en el ser de manera casi constante.

Subieron los impuestos que entrarán a regir en unas semanas. Pero los gastos se conservan y la reforma del estado no aparece en el horizonte. Los impuestos nuevos no alcanzan y la situación es tremenda por que las empresas tampoco aguantan ya las cargas presentes. La venta no crece y los gastos sí lo hacen. No hay economía que resista este modelo. La violencia verbal ha subido de tono y nos acercamos a otros niveles peores de disidencia.

El gobierno ahora anuncia a partir del mes entrante la creación de unos tres mil puestos de trabajo. Lejos de generar alegría las personas señalan que hay 270 mil desempleados, jefes de familia que no pueden llevar sustento, pagar el alquiler y alimentar a sus hijos. Nadie se alegra de lo bueno, Todos parecieran regocijarse en la tragedia. Se palpa el enojo, la ira de muchos, el descontento dominante en la población.

Costa Rica tiene grandes reservas morales y humanas. El país no está acabado. El gobierno no es el desastre que describen. Entre todos podemos salvarnos y con alegría y esperanza deberíamos enfrentar las soluciones a nuestros problemas.

Focalicemos nuestros pensamientos y nuestras acciones en los problemas fundamentales. Acabemos con el deseo de destruir al gobierno legítimo del país que tiene las llaves para abrir puertas de esperanza y de progreso. Pidamos y sumémonos a las soluciones. Seamos parte de la propuesta y no parte activa del problema profundizándolo.

A lo único que debemos temer como sociedad es a nuestra amargura, a ser negativos y refractarios de las soluciones que se están dando. Los problemas son complejos y las soluciones difíciles pero este país ha superado otras crisis y esta la habremos de superar. Nada de derrotismos, a trabar los dientes hasta conseguir el éxito.


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