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Jefe de Bank of America se ve aislado

| Jueves 29 enero, 2009




Jefe de Bank of America se ve aislado


Nueva York- Kenneth Lewis, jefe ejecutivo de Bank of America Corp., solía hacer el mismo chiste en Las reuniones de la alta gerencia. Mirando a los máximos ejecutivos, los llamaba los mejores del mundo. Al cabo de un segundo, añadía que si no lo eran, él contrataría a los mejores.
La respuesta a menudo era una risa nerviosa, dijeron dos ejecutivos de Bank of America que pidieron que no se revelaran sus nombres.
Es posible que ahora el chiste lo hagan sobre Lewis y Bank of America, que ha tenido cuatro directores financieros y cinco directores de banca de inversión desde que Lewis, de 61 años, sucedió a Hugh McColl Jr. en 2001. El estilo individualista de Lewis significa que tiene pocos defensores dentro de la compañía, dijo David Watterworth, veterano de 27 años en el banco y ex subdirector general ejecutivo que se jubiló anticipadamente en el 2001.
“Ken ha tendido a rodearse de personas que estaban de acuerdo con él”, dijo Watterworth. “McColl acostumbraba tomar cerveza con su equipo tras horas de oficina. Lewis prefiere estar solo”.
A los cuatro meses de que acordó comprar Merrill Lynch & Co. y coronar así una carrera de cuarenta años en el mayor banco de Estados Unidos, Lewis se halla bajo el fuego de los inversionistas al tiempo que el consejo de administración celebra una junta periódica ayer.
“Ken Lewis debería renunciar”, dijo Stephen Lerner, ayudante del presidente del sindicato Service Employees Internacional Union, cuyo fondo de pensiones tiene acciones de Bank of America valoradas en unos $900 mil.
Lewis rehusó hacer comentarios para este artículo.
El banco con oficinas centrales en Charlotte, estado de Carolina del Norte, perdió $1.790 millones en el cuarto trimestre —aun excluyendo las pérdidas de $15.300 millones de Merrill— y ha aceptado $138 mil millones de ayuda federal. El consejo bajó el dividendo trimestral a 1 centavo desde 32 centavos el 16 de enero, diciendo que necesitaba conservar capital, y el precio de la acción está al nivel más bajo en 20 años.
Las acciones subieron 50 centavos a $6,50 ayer en la Bolsa de Nueva York.
“La hostilidad que hay contra Ken en el mercado es notable, y él está perdido si el precio de la acción sigue en este nivel”, dijo Tony Plath, profesora de Finanzas de la Universidad de Carolina del Norte, en Charlotte, quien ha seguido la evolución del banco por más de 20 años.
Lewis y los directores del banco se hallan acusados en un pleito civil entablado el 21 de enero por Jerry Finger, banquero de Houston, estado de Texas, que posee 1,5 millones de acciones, de no haber revelado las pérdidas de Merrill antes de que el trato de $33 mil millones se cerrara el 1 de enero. Finger vendió su compañía, Charter Bank, de Houston, a McColl en 1996.
“No creo que el consejo tome medidas definitivas con respecto a Lewis”, dijo Finger en una entrevista ayer.
El ex jefe ejecutivo de Merrill, John Thain, dijo el lunes que había mantenido al banco al tanto de las cuentas y sobresueldos de Merrill que tantas críticas han suscitado. El fiscal general del estado de Nueva York, Andrew Cuomo, dijo ayer que ha emplazado a Thain y Steele Alphin, el director administrativo del banco, para pedirles más información sobre los sobresueldos de los ejecutivos.
“Ken Lewis se ha pasado a la liga de Chuck Prince”, dijo Matthew Lee, director ejecutivo de Inner City Press —grupo de Nueva York sin fines de lucro que hace seguimientos de las pautas crediticias de los bancos—, en referencia al ex jefe ejecutivo de Citigroup Inc. que dimitió tras una serie de pérdidas en el 2007. ‘Los mayores titanes han tenido que dimitir por las prácticas gerenciales que condujeron a estos rescates enormes”.
Las riñas no son nada nuevo para Lewis. El banquero dijo a un entrevistador en el 2004 que la primera pelea de su vida la tuvo a los cinco años, al enfrentarse a unos mellizos en la ciudad alemana de Heidelberg, donde el padre de Lewis se hallaba acantonado con el Ejército de Estados Unidos. La madre de Lewis les dijo a los mellizos que tendrían que pelear con él uno a la vez.
“Gané ambas peleas, por cierto”, dijo a Daniel S. Morrow, entonces director ejecutivo del Programa de Honor de la revista Computerworld, quien grabó la historia oral de Lewis cuando este recibió un premio gerencial de la fundación con sede en Framingham, estado de Massachusetts.
Ese espíritu competitivo fue una de las razones por las que McColl decidió escoger a Lewis de sucesor, dijo Rusty Page, ex director de relaciones con los inversionistas, que abandonó Bank of America en 1996. McColl, que construyó el banco mediante adquisiciones a lo largo de 20 años, acostumbraba depender de Lewis para la gestión de las entidades adquiridas.
Lewis impresionó a su jefe con su celo en un partido de “softball” en el Central Park de Nueva York, a principios de los años ochenta, contra Citigroup, entonces un banco mucho mayor, recordó Page. Lewis no vaciló en deslizarse sobre las bases con los clavos de sus zapatillas en alto. El banco de Charlotte ganó.
“Uno podía ver el brillo en los ojos tanto de McColl como de Lewis”, dijo Page.






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