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Ingreso básico para enfrentar la robotización

Miguel Angel Rodríguez marodrige@gmail.com | Lunes 20 febrero, 2017


Si ya llevamos más de seis años con niveles de desempleo inaceptablemente altos, ¿adónde nos podría conducir el avance de la automatización?

Ingreso básico para enfrentar la robotización

Durante los últimos años los cambios en las condiciones de empleo en las naciones de altos ingresos han generado importantes investigaciones y discusiones relativas a la afectación de los empleos y al crecimiento de la desigualdad.
Un estudio de Citi y la Universidad de Oxford con datos del Banco Mundial señala que en EE.UU. un 47% de los empleos podría ser reemplazado por la automatización, en la OCDE un 57% y en China un 77%. Difícilmente nosotros tendremos un riesgo menor al del promedio de los países de la OCDE.
Si ya llevamos más de seis años con niveles de desempleo inaceptablemente altos, ¿adónde nos podría conducir el avance de la automatización?
¿Si los dueños de los procesos de automatización reciben la productividad marginal de su capital, como se establecerá la distribución de los ingresos para evitar una enorme concentración de las rentas? Se ha determinado que en las últimas décadas en una mayoría de los países se da una disminución en la participación de los trabajadores en el valor de la producción que en buena parte se explica por una disminución del precio de la inversión.
Estas preocupaciones se dieron desde la época de la Revolución Industrial y llevaron a Marx a visualizar la concentración de las rentas en muy pocas manos y una vida de miseria para las grandes masas de trabajadores con salarios de subsistencia. Y todos sabemos cuán diferentes han sido los resultados. Pero entonces se trataba de máquinas que requerían muchos operadores. ¿Será diferente con la automatización? Ahora el cambio tecnológico se difunde con más velocidad y afecta una mayor gama de tipos de empleos.
No lo sabemos. No sabemos cómo responderían las capacidades extraordinarias de adaptación e innovación que desarrollan espontáneamente las sociedades. No sabemos cuál será la capacidad creadora de la evolución social, mediante las muchísimas pruebas por tanteo y error que desarrollaran las personas en esas nuevas circunstancias.
Lo que sí sabemos, dado el impacto que la automatización ya ha tenido en los países más desarrollados y su afectación en los empleos, es que la principal manera para enfrentarla es generando puestos en actividades que requieran habilidades para percibir y manipular, para crear y para interactuar socialmente, pues esas habilidades caracterizan los tipos de trabajo que tienen menos posibilidades de ser suplantados.
El cambio tecnológico que abarata la producción fabril en países desarrollados puede afectar nuestra exportación de bienes y el empleo. Las mejores armas para prevenir ese desempleo en nuestro caso son el crecimiento de los servicios y de su exportación, y la intensificación y cambio en la capacitación de las personas en nuevas habilidades y su constante actualización.
Pero es importante, además, prever algunos cambios institucionales que podrían servir si se da un crecimiento del desempleo por estas circunstancias. Ese desempleo afectaría especialmente a las personas menos educadas, y haría aún más grave la prevaleciente situación de pobreza y de trabajos informales que generan muy poco ingreso a las familias.
Una respuesta puede ser la creación de un ingreso básico igual para todos los habitantes del país, idea que desde hace varios siglos ronda entre los pensadores sociales.
Pero un programa de ingreso básico no se ha experimentado. Los estudios empíricos que existen señalan que las transferencias de ingreso no afectan la disposición a trabajar ni incrementan el consumo de tabaco y alcohol, pero ellos no son conclusivos pues se trata de transferencias condicionadas y no generalizadas.
Esto podría resolverse en un futuro tanto con estudios que se están llevando a cabo en Finlandia con las personas desempleadas por la disminución de actividades de Nokia (Free Cash in Finland. Must Be Jobless, The New York Times 17 de diciembre de 2016) como aún en mayor grado por el enorme experimento social que se desarrollará por 12 años en Kenia, con 26 mil personas pobres recibiendo la transferencia y empleando cuatro grupos con la metodología de prueba aleatoria controlada.
Los interesados pueden encontrar información muy importante para la justicia social y la eficiencia de nuestros programas en http://basicincome.org/ y en https://givedirectly.org/basic-income.
Para su aplicación a nuestro país se debe determinar su costo, deduciendo del monto de los ingresos el gasto actual en los programas que con el ingreso básico se pueden reemplazar. Sería necesario, también, determinar el ahorro que se obtendría si se restringe el pago solo a personas en condición de pobreza, así como los costos económicos de administrar esa restricción y otros posibles costos en corrupción, desvió de recursos y clientelismo originados en esta limitación.
Nuestras autoridades sociales y de planificación y los partidos políticos bien harían en estudiar este tema.

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