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COLUMNISTAS


Informe mundial del WEF sobre la brecha de género 2021

Marilyn Batista Márquez mbatista@batistacom.com | Jueves 23 diciembre, 2021


No quisiera concluir este año sin repasar el Informe mundial del WEF (World Economic Forum, por sus siglas en inglés) sobre la brecha de género 2021.

Empecemos por los datos positivos. Las brechas de género en el nivel educativo se han cerrado en un 95% a nivel mundial, con 37 países ya en paridad. En el área de salud, el progreso avanza lentamente, pero se estima que en su trayectoria actual, tomará otros 14,2 años para cerrarla completamente.

Muy diferente es la situación con la brecha económica, que de acuerdo con este informe, no solo se estancó, sino que aumentó en un 50% anual, al pasar de 95 años para su cierre en 2020 a 145.5 años en el 2021.

El Índice Global de Brecha de Género evalúa la evolución de las brechas de género entre cuatro dimensiones que son la participación económica y oportunidad, logro educativo, salud y supervivencia, y empoderamiento político y rastrea el progreso cerrando estas brechas con el tiempo.

Según este índice, las mujeres tendrán que esperar muchos años más, en específico, otra generación, para alcanzar la paridad de género en el área económica, situación de retroceso que se va dando desde 2016, y que no incluye el impacto de la pandemia.

La brecha económica de género contempla, no solo las diferencias que existen en la distribución salarial entre hombres y mujeres por el mismo trabajo, e igual nivel de experiencia, sino también la disparidad entre los hombres y mujeres en el entorno laboral, en cuanto a acceso a oportunidades en posiciones de liderazgo, crecimiento profesional, derechos, niveles de participación y beneficios.

La desigualdad de género se observa -inicialmente- en términos de tasas de participación, debido a que las mujeres que participan tienen menos probabilidades de encontrar un trabajo que los hombres.

El informe indica que el lento avance observado en el cierre de la brecha de participación y oportunidad es el resultado de dos tendencias opuestas. “Por un lado, la proporción de mujeres entre los profesionales calificados sigue aumentando, al igual que el progreso hacia igualdad salarial, aunque a un ritmo más lento. Por otro lado, las disparidades generales de ingresos siguen siendo solo en parte hacia el puente y hay una falta persistente de mujeres en puestos de liderazgo, con mujeres que representan solo el 27% de todos los gerentes”.

Expertos en economía y género estiman que, en un número selecto de países, las brechas de género en la participación de la fuerza laboral son más amplios desde el estallido de la pandemia. A nivel mundial, la brecha económica de género puede entre un 1% y un 4% más ancho de lo informado.

La brecha económica de género afecta en varias áreas de desarrollo. Por ejemplo, la subutilización del talento asociada a la menor participación de las mujeres en el mercado laboral, impacta el aumento del producto interno bruto (PIB) potencial de un país y de su ingreso per cápita. De igual manera, la posición desventajosa de las mujeres cualificadas en los mercados de trabajo y la restricción artificial de la reserva de talento crean ineficiencias y obstaculizan el crecimiento económico, ya que se reduce la velocidad de la innovación y la adopción de tecnología en la economía y, en consecuencia, también disminuye la productividad agregada y el PIB per cápita.

Dado que las mujeres suelen ser más propensas que los hombres a invertir en el bienestar de sus hijos, su relativo menor poder adquisitivo puede propiciar menor inversión en la educación y la salud de los niños.

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