Implantes de microchips llegan a oficina
Bloomberg | Lunes 10 agosto, 2015
Implantes de microchips llegan a oficina
“La sensación física fue como la de darse una vacuna; un dolor en la mano que se pasó muy rápido”, explica Hannes Sjoblad para describir el momento en que un especialista en piercing le implantó un microchip bajo la piel.
El chip de comunicación de campo cercano (NFC, por sus siglas en inglés) permite al sueco identificarse para ingresar a su oficina, activar el sistema de alarma, registrar puntos de lealtad en los comercios minoristas cercanos y acceder a su gimnasio.
Alrededor del 15% al 20% de las 250 personas que trabajan en el espacio de co-working Epicenter de Estocolmo donde Sjoblad es “director de perturbación” ha optado por ser parte del programa, que elimina la necesidad de controles remotos o tarjetas de acceso electrónicas.
Desde que lo anunció este año, Sjoblad ha recibido cientos de consultas de compañías que están evaluando adoptar un sistema similar.
“Las compañías de seguridad, los operadores de oficinas, las firmas inmobiliarias e incluso las organizaciones militares quieren ver cómo funciona esta tecnología”, dice Sjoblad.
Todo esto es parte de una tendencia a usar la tecnología —por lo general, dispositivos de vestir como gafas inteligentes, pulseras, smartwatches y distintivos en lugar de elementos implantables— para supervisar los movimientos de los empleados y aumentar la productividad.
La expectativa de lograr eficiencia basada en datos puede ser atractiva para el directorio pero trae aparejado un costo: el derecho a la intimidad de los empleados.
“Todo empezó con debates referidos a reunir información sobre la empresa y al hecho de que no se la tenía sobre los seres humanos en ese rompecabezas de datos. La tecnología de vestir puede contribuir a que el personal sea visible en ese sentido”, sostiene Chris Bauer, director de innovación de Goldsmiths, Universidad de Londres.
Sin embargo, los dispositivos deben ir acompañados de un potente sistema de soporte.
“Los dispositivos de tecnología de vestir no son útiles de por sí”, agrega Guillaume Roques, responsable de relaciones con los desarrolladores de Salesforce para Europa, Oriente Medio y África.
“Tienen que ser parte del tránsito hacia un sistema de inteligencia que combine big data, la nube y datos analíticos. Conectar todo esto entre sí es un gran desafío”.
Si bien la tecnología de vestir ofrece enormes ventajas, también puede crear dificultades, en particular cuando los dispositivos comienzan a reunir más y más datos personales o biométricos.
Los aparatos de consumo no siempre tienen un encriptado riguroso y otras defensas para proteger los datos personales, lo que podría exponer a las compañías a filtraciones o robo de información.
“Nos enteramos de violaciones de datos todas las semanas, y es ingenuo pensar que lo mismo no les pasará a estos dispositivos miniaturizados”, asegura el abogado de tecnología Paul Lanois.
También existe el riego de crear inadvertidamente un ambiente de trabajo opresivo que afecte la moral del personal. “Se lo puede ver como una herramienta de vigilancia indiscreta en lugar de algo que mejora la productividad o el desempeño”, explica Bauer de Goldsmiths.
Bloomberg