Ideas robadas
Melissa González mgonzalezt@larepublica.net | Lunes 26 noviembre, 2007
Ideas robadas
• La creatividad, el ingenio y la motivación se pueden derrumbar en una empresa si no se otorgan los créditos a la persona que corresponde
Melissa González
mgonzalezt@larepublica.net
Las ideas son fundamentales en una empresa para innovar, crecer e ir de la mano del cambio.
Estos aportes pueden marcar la diferencia en una organización, por ello valorarlos y darles el lugar que merecen es parte de la tarea de un líder.
Sin embargo una muy buena idea puede ser muy cotizada por alguien que desea sobresalir aunque no le pertenezca.
Apropiarse de los créditos de otro puede convertirse en un mal que afecta a todos.
“Esta situación puede darse por varios factores principalmente para llamar la atención”, expresó Roselyn Vargas, psicóloga laboral.
Otro factor que puede facilitar esta práctica es el de las fallas en la comunicación interna.
“También se da en personas con problemas de autoestima que no quieren aceptar que la persona que está a su cargo está dando el insumo para hacer lo que se debe”, agregó Vargas.
¿Qué pasa cuando esto ocurre? Con esta acción posiblemente el empleado pierda el entusiasmo para volver a hacer aportes, se sienta manipulado, usado o no valorado, expresó Germán Retana, profesor de liderazgo y organización del INCAE.
“Además, el jefe pierde credibilidad ante sus colaboradores. Los colaboradores no necesariamente proponen ideas para procurar créditos, pero no dárselos cuando los merecen y que el jefe viva de la renta de las ideas de ellos sin reconocimiento se vuelve frustrante”, agregó Retana.
Este hurto de ideas afecta directamente la cultura organizacional de la empresa, dañando factores fundamentales como el sentimiento de pertenencia, y la motivación para seguir aportando.
“El deseo de logro disminuye porque los colaboradores saben que su esfuerzo no es reconocido sino que otros se aprovechan de sus ideas sin compartir las medallas”, comentó Retana.
Ante está situación se debe valorar el desempeño de los líderes, ya que un verdadero líder no incurriría en este error, a criterio de Retana.
“Un líder no hace eso porque sabe que a él le pagan por lo que su equipo hace, de allí que adopta la actitud inversa y siempre otorga el mérito que corresponde, y un poco más, a sus colaboradores”, detalló.
El robo de créditos es difícil de medir, así que no se puede decir con exactitud si es frecuente en las empresas, sin embargo se considera que sus efectos sí son comunes, principalmente la desmotivación, resentimiento y pérdida de confianza.
Entre las recomendaciones que ofrece el experto está en primer lugar, que tanto el empleado como el que roba la idea, acepten que no solo se debe servir a cambio de reconocimientos.
“Ambos deben cambiar el ‘yo’ por el ‘nosotros’, ambos deben saber que ninguno es nada sin el otro y que de su química mutua depende el éxito de los dos”, argumentó.
Además considera que se requieren culturas organizacionales más asertivas, en las que los colaboradores puedan manifestar sus desacuerdos en forma directa, honesta y adecuada sin que esto signifique arriesgar su trabajo.
“Un jefe maduro, respetuoso, que en verdad crea en el servicio a su equipo, no tomará como propias ideas que ha recibido de sus socios en el equipo, sino que compartirá los créditos y así mejorará su liderazgo”, puntualizó.
Cree su propia estrategia
Cuando esta situación se da puede que el empleado se sienta tentado a irse de la compañía porque busca reconocimiento; sin embargo, podría reemplazar la salida y la frustración que siente por una estrategia que redireccione su malestar y lo conduzca a alcanzar el reconocimiento que busca.
• El primer paso es un cambio de actitud, si está desanimado no podrá ver la enorme cantidad de oportunidades que se está perdiendo ,y el segundo es manos a la obra.
• Todas las empresas tienen debilidades y de ahí surge la diferencia entre los empleados que se van y los que marcan la pauta. Si la empresa no tiene un sistema de reconocimientos, siéntese a crear su propio plan.
• La estrategia debe ser conceptualizada de manera tal que mantenga un ambiente de cooperación con su jefatura inmediata y que pueda mercadear sus ideas a las personas correctas. Dependiendo de la posición que el empleado ocupe en la empresa, este debe echar mano a todos los recursos que estén a su alcance. Por ejemplo, podría convocar a una reunión con las personas que tomen decisiones y ahí plantearles la idea; hacer la propuesta por escrito y enviarla a los tomadores de decisiones y luego solicitar retroalimentación o dar seguimiento a la propuesta o aprovechar una reunión cualquiera para lanzar la nueva idea.
• La idea debe estar por escrito y llevar un récord sobre a quiénes se les comunicó, reacciones generadas, nuevos rumbos que la idea va tomando, seguimiento, resultados, etc.
• Como generador de la iniciativa, ofrézcase a ser parte activa en ella como una manera de que todos le relacionen con la propiedad de la idea.
• La organización debería establecer un sistema de reconocimiento que le permita capitalizar las ideas que el personal genere y lo mantenga motivado a seguir produciendo mejoras. Se podría lanzar una campaña de ideas de mejora y que signifiquen ahorro para la compañía, podrían hasta tener una tabla de premiación.
Fuente: Marisol Fernández, especialista de Recursos Humanos
• La creatividad, el ingenio y la motivación se pueden derrumbar en una empresa si no se otorgan los créditos a la persona que corresponde
Melissa González
mgonzalezt@larepublica.net
Las ideas son fundamentales en una empresa para innovar, crecer e ir de la mano del cambio.
Estos aportes pueden marcar la diferencia en una organización, por ello valorarlos y darles el lugar que merecen es parte de la tarea de un líder.
Sin embargo una muy buena idea puede ser muy cotizada por alguien que desea sobresalir aunque no le pertenezca.
Apropiarse de los créditos de otro puede convertirse en un mal que afecta a todos.
“Esta situación puede darse por varios factores principalmente para llamar la atención”, expresó Roselyn Vargas, psicóloga laboral.
Otro factor que puede facilitar esta práctica es el de las fallas en la comunicación interna.
“También se da en personas con problemas de autoestima que no quieren aceptar que la persona que está a su cargo está dando el insumo para hacer lo que se debe”, agregó Vargas.
¿Qué pasa cuando esto ocurre? Con esta acción posiblemente el empleado pierda el entusiasmo para volver a hacer aportes, se sienta manipulado, usado o no valorado, expresó Germán Retana, profesor de liderazgo y organización del INCAE.
“Además, el jefe pierde credibilidad ante sus colaboradores. Los colaboradores no necesariamente proponen ideas para procurar créditos, pero no dárselos cuando los merecen y que el jefe viva de la renta de las ideas de ellos sin reconocimiento se vuelve frustrante”, agregó Retana.
Este hurto de ideas afecta directamente la cultura organizacional de la empresa, dañando factores fundamentales como el sentimiento de pertenencia, y la motivación para seguir aportando.
“El deseo de logro disminuye porque los colaboradores saben que su esfuerzo no es reconocido sino que otros se aprovechan de sus ideas sin compartir las medallas”, comentó Retana.
Ante está situación se debe valorar el desempeño de los líderes, ya que un verdadero líder no incurriría en este error, a criterio de Retana.
“Un líder no hace eso porque sabe que a él le pagan por lo que su equipo hace, de allí que adopta la actitud inversa y siempre otorga el mérito que corresponde, y un poco más, a sus colaboradores”, detalló.
El robo de créditos es difícil de medir, así que no se puede decir con exactitud si es frecuente en las empresas, sin embargo se considera que sus efectos sí son comunes, principalmente la desmotivación, resentimiento y pérdida de confianza.
Entre las recomendaciones que ofrece el experto está en primer lugar, que tanto el empleado como el que roba la idea, acepten que no solo se debe servir a cambio de reconocimientos.
“Ambos deben cambiar el ‘yo’ por el ‘nosotros’, ambos deben saber que ninguno es nada sin el otro y que de su química mutua depende el éxito de los dos”, argumentó.
Además considera que se requieren culturas organizacionales más asertivas, en las que los colaboradores puedan manifestar sus desacuerdos en forma directa, honesta y adecuada sin que esto signifique arriesgar su trabajo.
“Un jefe maduro, respetuoso, que en verdad crea en el servicio a su equipo, no tomará como propias ideas que ha recibido de sus socios en el equipo, sino que compartirá los créditos y así mejorará su liderazgo”, puntualizó.
Cree su propia estrategia
Cuando esta situación se da puede que el empleado se sienta tentado a irse de la compañía porque busca reconocimiento; sin embargo, podría reemplazar la salida y la frustración que siente por una estrategia que redireccione su malestar y lo conduzca a alcanzar el reconocimiento que busca.
• El primer paso es un cambio de actitud, si está desanimado no podrá ver la enorme cantidad de oportunidades que se está perdiendo ,y el segundo es manos a la obra.
• Todas las empresas tienen debilidades y de ahí surge la diferencia entre los empleados que se van y los que marcan la pauta. Si la empresa no tiene un sistema de reconocimientos, siéntese a crear su propio plan.
• La estrategia debe ser conceptualizada de manera tal que mantenga un ambiente de cooperación con su jefatura inmediata y que pueda mercadear sus ideas a las personas correctas. Dependiendo de la posición que el empleado ocupe en la empresa, este debe echar mano a todos los recursos que estén a su alcance. Por ejemplo, podría convocar a una reunión con las personas que tomen decisiones y ahí plantearles la idea; hacer la propuesta por escrito y enviarla a los tomadores de decisiones y luego solicitar retroalimentación o dar seguimiento a la propuesta o aprovechar una reunión cualquiera para lanzar la nueva idea.
• La idea debe estar por escrito y llevar un récord sobre a quiénes se les comunicó, reacciones generadas, nuevos rumbos que la idea va tomando, seguimiento, resultados, etc.
• Como generador de la iniciativa, ofrézcase a ser parte activa en ella como una manera de que todos le relacionen con la propiedad de la idea.
• La organización debería establecer un sistema de reconocimiento que le permita capitalizar las ideas que el personal genere y lo mantenga motivado a seguir produciendo mejoras. Se podría lanzar una campaña de ideas de mejora y que signifiquen ahorro para la compañía, podrían hasta tener una tabla de premiación.
Fuente: Marisol Fernández, especialista de Recursos Humanos