Iberoamérica combatirá crisis con su diversidad
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 01 noviembre, 2011
Iberoamérica combatirá crisis con su diversidad
Iberoamérica aspira a convertir su diversidad y sus variadas experiencias en la construcción del Estado, en la fuerza para combatir los embates de la crisis, como quedó en evidencia en la XXI Cumbre de Jefes de Estado y del Grupo celebrada en Asunción.
La cita multilateral sirvió, entre otros temas, para que los mandatarios latinoamericanos tuvieran en España y Portugal dos "interlocutores muy informados" sobre la coyuntura económica internacional, afirmó en una entrevista con Efe el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias.
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, llegaron a la capital paraguaya de una trascendental cumbre presidencial de la UE, cuyo contenido compartieron con sus colegas.
"No se arreglan las cosas en estos foros pero la gente se informa", apuntó Iglesias, para quien "lo más importante es que se aprecia la magnitud de la crisis".
Iglesias destacó la "preocupación" que existe, "no solo en los países involucrados, sino también en toda Latinoamérica, porque más tarde o más temprano, de prolongarse en el tiempo esta crisis", van a llegar "las oleadas" y "para eso hay que estar preparados".
El asunto central de la cumbre, "Transformación del Estado y Desarrollo", logró sorprendentemente generar una fuerte sintonía entre los participantes porque los países apostaron por "decantar los frentes sobre los cuales hay consenso", agregó.
Entre ellos, lograr un pacto fiscal, una burocracia eficiente, comprometida con su función pública y dar reglas claras al sector privado, según Iglesias.
En la cuestión tributaria, a la que se refirieron casi todos los mandatarios, la Secretaría General Iberoamericana (Segib) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) recibieron de los gobernantes el encargo de crear una Red Iberoamericana de responsables y expertos en Política Fiscal.
Para Iglesias, el grupo tiene buena salud y las ausencias no son motivo real de preocupación, pues en Paraguay fue posible congregar a 18 participantes a nivel de presidentes y vicepresidentes de los 22 países miembros, lo cual es un gran avance 21 años después de la primera cita.
"La OEA (Organización de Estados Americanos) ha tenido en este mismo período siete reuniones", se vanaglorió.
Sin embargo, hubo cierto malestar por ausencias tan sonadas como las de los presidentes de los socios del país anfitrión, Paraguay, en el Mercosur -Argentina, Brasil y Uruguay-, y la mayoría de los gobernantes centroamericanos y caribeños.
Además, la cumbre asuncena, que se antojaba tranquila precisamente porque faltaron algunos de los habituales animadores de estas citas, como el venezolano Hugo Chávez, será recordada por el desplante que el presidente de Ecuador, Rafael Correa, le hizo a la representante del Banco Mundial para la región, Pamela Cox.
Correa no solo se retiró antes del discurso de Cox de la primera sesión plenaria de la cumbre, sino que tachó de "chantajista" al BM y lo acusó de negarle un crédito previamente aprobado en 2005 a su país, sólo porque con su llegada al poder se cambió la política económica.
En respuesta, un portavoz del organismo multilateral indicó a Efe que el organismo no le va a "rogar" al Gobierno de Ecuador que trabaje con ellos.
El BM mostró su "sorpresa" por el "ataque personal" de Correa a Cox y acusó al mandatario de vivir "en el pasado" al criticar a la funcionaria por un incidente en el que ellos habían dado "vuelta a la página" y creían que lo mismo había hecho él.
Públicamente Correa solamente encontró a un presidente que respaldara sus quejas abiertamente y con términos similares, el presidente de Bolivia, Evo Morales, que pidió al Banco Mundial resarcir a América Latina por "los daños" causados con "sus políticas neoliberales".
Al final, como buen anfitrión, el paraguayo Lugo restó importancia al incidente y lo consideró "parte de la búsqueda de soluciones" para la región.
En la declaración final de la cumbre, que terminó con la entrega de la presidencia pro témpore de Paraguay a España y el anuncio de que la próxima cita será en Cádiz (sur de España), los líderes sí coincidieron en la necesidad de proteger a los "sectores más vulnerables en tiempos de crisis" con inversión social.
Igualmente aprobaron un Plan de Acción, en el que se incluye la decisión de revisar la estrategia de cooperación aprobada en 2007 y preparar una nueva que tenga en cuenta los avances y cambios registrados desde entonces, con el fin de avanzar hacia al fortalecimiento de "la identidad iberoamericana".
Raúl Cortés/ EFE
Iberoamérica aspira a convertir su diversidad y sus variadas experiencias en la construcción del Estado, en la fuerza para combatir los embates de la crisis, como quedó en evidencia en la XXI Cumbre de Jefes de Estado y del Grupo celebrada en Asunción.
La cita multilateral sirvió, entre otros temas, para que los mandatarios latinoamericanos tuvieran en España y Portugal dos "interlocutores muy informados" sobre la coyuntura económica internacional, afirmó en una entrevista con Efe el secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias.
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, llegaron a la capital paraguaya de una trascendental cumbre presidencial de la UE, cuyo contenido compartieron con sus colegas.
"No se arreglan las cosas en estos foros pero la gente se informa", apuntó Iglesias, para quien "lo más importante es que se aprecia la magnitud de la crisis".
Iglesias destacó la "preocupación" que existe, "no solo en los países involucrados, sino también en toda Latinoamérica, porque más tarde o más temprano, de prolongarse en el tiempo esta crisis", van a llegar "las oleadas" y "para eso hay que estar preparados".
El asunto central de la cumbre, "Transformación del Estado y Desarrollo", logró sorprendentemente generar una fuerte sintonía entre los participantes porque los países apostaron por "decantar los frentes sobre los cuales hay consenso", agregó.
Entre ellos, lograr un pacto fiscal, una burocracia eficiente, comprometida con su función pública y dar reglas claras al sector privado, según Iglesias.
En la cuestión tributaria, a la que se refirieron casi todos los mandatarios, la Secretaría General Iberoamericana (Segib) y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) recibieron de los gobernantes el encargo de crear una Red Iberoamericana de responsables y expertos en Política Fiscal.
Para Iglesias, el grupo tiene buena salud y las ausencias no son motivo real de preocupación, pues en Paraguay fue posible congregar a 18 participantes a nivel de presidentes y vicepresidentes de los 22 países miembros, lo cual es un gran avance 21 años después de la primera cita.
"La OEA (Organización de Estados Americanos) ha tenido en este mismo período siete reuniones", se vanaglorió.
Sin embargo, hubo cierto malestar por ausencias tan sonadas como las de los presidentes de los socios del país anfitrión, Paraguay, en el Mercosur -Argentina, Brasil y Uruguay-, y la mayoría de los gobernantes centroamericanos y caribeños.
Además, la cumbre asuncena, que se antojaba tranquila precisamente porque faltaron algunos de los habituales animadores de estas citas, como el venezolano Hugo Chávez, será recordada por el desplante que el presidente de Ecuador, Rafael Correa, le hizo a la representante del Banco Mundial para la región, Pamela Cox.
Correa no solo se retiró antes del discurso de Cox de la primera sesión plenaria de la cumbre, sino que tachó de "chantajista" al BM y lo acusó de negarle un crédito previamente aprobado en 2005 a su país, sólo porque con su llegada al poder se cambió la política económica.
En respuesta, un portavoz del organismo multilateral indicó a Efe que el organismo no le va a "rogar" al Gobierno de Ecuador que trabaje con ellos.
El BM mostró su "sorpresa" por el "ataque personal" de Correa a Cox y acusó al mandatario de vivir "en el pasado" al criticar a la funcionaria por un incidente en el que ellos habían dado "vuelta a la página" y creían que lo mismo había hecho él.
Públicamente Correa solamente encontró a un presidente que respaldara sus quejas abiertamente y con términos similares, el presidente de Bolivia, Evo Morales, que pidió al Banco Mundial resarcir a América Latina por "los daños" causados con "sus políticas neoliberales".
Al final, como buen anfitrión, el paraguayo Lugo restó importancia al incidente y lo consideró "parte de la búsqueda de soluciones" para la región.
En la declaración final de la cumbre, que terminó con la entrega de la presidencia pro témpore de Paraguay a España y el anuncio de que la próxima cita será en Cádiz (sur de España), los líderes sí coincidieron en la necesidad de proteger a los "sectores más vulnerables en tiempos de crisis" con inversión social.
Igualmente aprobaron un Plan de Acción, en el que se incluye la decisión de revisar la estrategia de cooperación aprobada en 2007 y preparar una nueva que tenga en cuenta los avances y cambios registrados desde entonces, con el fin de avanzar hacia al fortalecimiento de "la identidad iberoamericana".
Raúl Cortés/ EFE