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Viernes, 3 de mayo de 2024



NOTA DE TANO


Hay que parar la masacre del arbitraje

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Martes 13 septiembre, 2022


En las Grandes Ligas impera la cultura deportiva
En las Grandes Ligas impera la cultura deportiva


La cultura deportiva es un vínculo social donde un determinado grupo se identifica con una actividad inherente al deporte. En términos prácticos, se entiende como el nexo entre personas con diferentes niveles educativos bajo el eje del deporte.

Quienes somos fanáticos de las Grandes Ligas, quedamos sorprendidos por dos situaciones que se presentan a diario.

La primera los errores monumentales de los jueces, específicamente el del “home”, que canta bolas como “strikes” y viceversa en situaciones determinantes de los partidos. Hemos visto perder hasta Series Mundiales por yerros garrafales del juez del plato.

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La segunda situación, es la educación, respeto, disciplina y profesionalismo, específicamente del “pitcher” al que perjudican los errores del juez, quienes no hacen el mínimo gesto de protesta o reclamo por injusticias tan evidentes. Igual sucede con los bateadores.

Suponemos que existe reglamentación severa al respecto.

En las Grandes Ligas queda expresada una cultura deportiva de parte de los jugadores profesionales, que ni por asomo se observa en nuestro campeonato de fútbol, sumergido en una crisis que hace rato toco fondo, luego de las nuevas reglas de la Comisión de Arbitraje que han destrozado total y plenamente el de por sí, bajo espectáculo.

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El que un grupo de dirigentes, en este caso los miembros de la Comisión de Arbitraje y un grupo grande de técnicos y futbolistas, no tengan cultura deportiva, NO significa ni por asomo que sean personas incultas.

Son dos cosas diferentes.

Es notorio que los árbitros profesionales que pitan en nuestro campeonato, no están preparados cultural, ni académicamente para poner en práctica las nuevas reglas que ordenaron sus patronos. Habrá un par de excepciones. Les cayó fuego en sus manos y quemaron el espectáculo.

No disciernen entre buena o mala intención, entre una “patada” que se dio con alevosía o por inercia. No captan cuando un reclamo es justo o es malacrianza. Carecen de inteligencia emocional para guardarse una segunda tarjeta amarilla y no diezmar a un equipo cuando no lo amerita. Limitados emocionalmente, sin equilibrio y paz mental, simplemente recibieron de sus jefes una AK-47 y empezaron a disparar a lo loco, destrozando el espectáculo, porque la sinfonía de expulsados le da sabor agrio y amargo al juego, e indigesta el triunfo del equipo que jugó completo contra el diezmado.

Esta masacre hay que terminarla ya.

gpandolfo@larepublica.net







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