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Gran juego de despedida

Susana Ruiz redaccion@larepublica.net | Jueves 17 julio, 2008




Gran juego de despedida

La Americana con un triunfo le dijo adiós al Yankee Stadium
Susana Ruiz
sruiz@larepublica.net

El Juego de las Estrellas estaba empatado 3-3, los aficionados al béisbol aún permanecían en sus asientos en el Yankee Stadium, y se jugaba la parte baja de la decimoquinta entrada, cuando apareció Michael Young de los Vigilantes de Texas para conectar de sacrificio e impulsar a Justin Morneau de los Mellizos de Minnesota y así marcar la carrera del triunfo con la cual la Liga Americana amplió su racha de triunfos sobre la Nacional.
Con esa victoria cayó el telón de la edición 79 del Clásico de Verano, el último en el Yankee Stadium, que será demolido al final de la temporada, y en el que J.D. Drew de los Medias Rojas de Boston, fue nombrado jugador más valioso del partido.
Nadie podrá negar que este fue un juego para recordar, de esos tantos que ha albergado este mítico Yankee Stadium, donde en los extra inning cualquiera pudo alcanzar la victoria en especial, la Americana que en más de una oportunidad tuvo las bases llenas, pero eso hasta el final para ponerle el broche de oro a su actuación, en uno de los encuentros más largos que duró cuatro horas y 50 minutos, pero que además del dulce sabor del triunfo, generó muchas emociones entre los aficionados y los actores.
La cita histórica en el Yankee Stadium atrajo una asistencia récord de 55.632 aficionados que también pasaron a formar parte de la jornada de despedida y homenaje.
Sin importarles que fuese el Juego de las Estrellas con las entradas más costosas, con precios de entre $525 y $725 en los asientos del anfiteatro de abajo, mientras que en los del intermedio constaron entre $200 y $400, y los del alto tenían un costo de $150.
Para los jugadores este encuentro fue especial. “Fue increíble, es difícil de captar todo esto. Este fue sin duda el mejor Juego de las Estrellas en que he estado”, indicó Alex Rodríguez.
“El Yankee Stadium es un campo difícil. Pero no queríamos que acabara el juego porque la magia que se vive dentro es muy especial de explicar”, agregó Mariano Rivera.
Igual le pasó al abridor venezolano Carlos Zambrano, de los Cachorros de Chicago. “Fue algo muy especial. Cuando iba corriendo del bullpen a la lomita, me temblaba el cuerpo un poco. Me dije a mí mismo, cinco, seis años en las Grandes Ligas y aún siento mariposas en el estómago, simplemente recordé que estaba en el Yankee Stadium y por última vez”.






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