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Futuro: Una nueva normalidad

Juan Carlos Mora Montero jcmora1971@gmail.com | Jueves 14 mayo, 2020

XX

En los últimos días y semanas, se ha visto la palabra una “nueva normalidad” estar presente y tomar posición en la gran mayoría de los conversatorios virtuales y publicaciones relacionadas con cómo será la dinámica de la sociedad una vez que se cuente con una vacuna efectiva contra este virus y se pueda retomar la confianza para “volver a brindar”.

No obstante, muy pocos han sido tan osados como para plantear una definición de qué se entiende o cómo será esa nueva normalidad. La mayoría continúa haciendo proyecciones de la caída del PIB, la desaceleración de las economías o la caída de las remesas. Pero estos movimientos de indicadores están ocurriendo hoy, es lo que los estudiosos de futuro estadounidenses llaman en sus diagramas del devenir “now”.

Este “ahora” que vivimos nos va a determinar en mucho la nueva normalidad. Es decir, entre más “lastimadas” queden las economías, más mancillada quede la voluntad de las personas para mirar hacia el futuro, más fortalecida se presente la solidaridad entre personas y países, entre otras cosas; diferente serán las características que tome la nueva normalidad.

El Rey de Jordania (Abdulallah II) escribió hace unos días que existen “muchos optimistas” que consideran que después de la pandemia reconstruiremos y volveremos al punto donde se estaba antes de ser afectados por esta. Otros en cambio aseguran que nada volverá a ser como antes.

Ambas posturas, desde el punto de vista de la prospectiva, representan escenarios posibles del futuro. La nueva normalidad es a los ojos de la prospectiva, un conjunto de imágenes de futuro que varían una de otra según los niveles de afectación que tenga la pandemia sobre la dinámica y funcionamiento de la sociedad como sistema en el “ahora”.

¿Cómo proceder a construir esa imagen de futuro que denominamos la nueva normalidad? El primer punto es definir qué es y cómo es la normalidad en la que vivíamos antes del impacto de la pandemia que para algunos es un cisne negro y para otros ya se veía venir. Un segundo paso sería establecer el nivel de afectación que ha tenido nuestra normalidad. Esta afectación, de acuerdo con nuestra consideración de escenarios posibles, está en función de qué tan pronto se cuente con una vacuna efectiva contra el virus; es decir, si la vacuna se tuviera en los próximos ocho meses o si se tuviera en 24 meses, la afectación sería considerablemente diferente.

A partir de esos dos elementos da inicio el proceso de construir las imágenes de futuro que representarían la nueva normalidad.

Para Santos de Moráis (2020), dentro de una normalidad encontramos formas de vivir, de producir, de consumir, de convivir que son propias de cada sociedad. Pero podría agregarse a lo que plantea Santos de Moráis que también encontramos formas de relacionarnos con la naturaleza, de concebir el futuro, de concebir el bien común, entre otras.

La afectación de la pandemia sobre esas formas de interacción social propias de la normalidad en que vivíamos, como se ha indicado anteriormente, podría ser desde muy alta hasta poco alta, según sea el tiempo que duremos en contar con esa vacuna, la capacidad y claridad de la conducción de la crisis y las fortalezas que tengamos como país a nivel de sistema de salud y solidaridad en las crisis.

De esta forma, el conjunto de la sociedad va iniciar su proceso de adaptación a la nueva normalidad. ¿Cuánto durará ese proceso de adaptación? La adaptación a nuevas normalidades a lo largo de la historia, ha tenido al menos dos grandes variantes. Una es cuando el factor que generó la nueva normalidad, que puede ser positivo o negativo, no se produjo en forma de “shock” sino que se fue manifestando de manera gradual; por ejemplo el cambio tecnológico, la revolución industrial, incluso el cambio climático. La otra es cuando el factor de cambio de normalidad se produce de “shock”; como es el caso de esta pandemia; porque aunque habían algunas “señales débiles” de que podría pasar, no nos convencieron de irnos preparando.

Ambas formas de manifestarse que toman los factores de cambio (gradual o “shock”) generan nuevas normalidades y hoy siguiendo el concepto de futuro de Aristóteles, puede afirmarse que lo que seamos después de la pandemia lo podemos diseñar y construir nosotros como sociedad y no necesariamente ser víctimas del futuro.

Esta condición de que la voluntad humana puede deparar mejores futuros, nos da la oportunidad de corregir actuaciones que tenemos como sociedad que son inaceptables. Algunos ejemplos de esas actuaciones en tiquicia podría ser la cultura del tránsito vehicular, la cultura del teletrabajo, la contaminación ambiental, el cambio climático, entre otras.

Aprovechemos este lienzo casi en blanco que representa el futuro y construyamos uno mejor.

Juan Carlos Mora Montero, Prof. EPPS-UNA








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