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Fotoperiodismo

Luis Alberto Muñoz redaccion@larepublica.net | Viernes 29 mayo, 2015


La fotografía como la cultura, son riquezas que existen para ser compartidas, y cumplen su propósito de servicio cuando están orientadas a generar beneficios a la sociedad
 

Entre cielo y tierra
Fotoperiodismo

De todos los favores, los más detestables son los políticos, los más admirables son los que ponen a resonar el justo esfuerzo de las personas, los verdaderos aportes a la colectividad, tan claros ambos, al punto de que ya no se pueden llamar favores.
A mitad de esta semana se cumplió el acto de entrega de los Premios Nacionales de Cultura 2014. No puedo referirme a todos los galardonados y sus importantes aportes pues el espacio es limitado, pero hago extensiva mis felicitaciones, sin distinción alguna.
Sin embargo, sí deseo en esta oportunidad referirme al Premio “Pío Víquez” de Periodismo, el cual ha reconocido una larga trayectoria de 25 años de su paso por este diario del fotógrafo Marco Monge. Hoy me refiero a él como amigo, como una persona que conozco desde 1999 y que merece mi respeto por su pasión, entrega y valores éticos profesionales.
Cuando la realidad no soporta retoques, poses, filtros, ángulos que distorsionan, es ahí donde se hacen necesarias estas generaciones de reporteros gráficos. Tal vez no suficientes para detener las tentaciones de los “click”, de la gratificación inmediata, de los arreglos, de la magnificación o disminución de lo superfluo.
En una sociedad en que cada vez prepondera más lo visual, donde una imagen vale más que mil palabras, se hace necesario un periodismo que exponga la realidad “tal cual” es, y no desvanezca en la tentación de prevalecer lo atractivo sobre lo real.
Pero tampoco es justificable la exposición de una realidad burda, cruda, morbosa que ataca el corazón de la dignidad humana, por más real que fuese, debe guardar criterios que defiendan a los indefensos y a esos momentos íntimos de la existencia, sobre todo en medio de una cultura de muerte.
El reconocimiento a esta escuela de fotoperiodismo en particular es un importante mensaje en nuestro país sobre la necesidad de mantener una discusión abierta sobre los principios, juicios y en especial discernimientos a la hora de escoger las fotografías que se publican.
Tanto la banalización como el sensacionalismo en la mercantilización de los contenidos son peligrosos extremos en los que las imágenes pueden servir como vasallos de la desesperación.
A final de cuentas, la idea con la que quisiera quedarme luego de este reconocimiento es: que la fotografía como la cultura, son bienes de enorme valor, como cualquier riqueza existen para ser compartidas, y cumplen su propósito de servicio a las personas cuando están orientadas a generar beneficios a la sociedad, y no su distorsión.

Luis Alberto Muñoz
@luisalberto_cr

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