FMI alerta de amenaza de nueva recesión
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 24 septiembre, 2011
FMI alerta de amenaza de nueva recesión
La amenaza de una nueva recesión mundial, impulsada por la crisis de la deuda en la zona del euro, centró el viernes los debates de los ministros de finanzas de más de un centenar de países, reunidos en Washington para las asambleas anuales del FMI y del Banco Mundial.
La nueva responsable del Fondo Monetario Internacional (FMI), la francesa Christine Lagarde, volvió a advertir a todos de que el mundo atraviesa "un momento decisivo".
Los representantes de las principales economías -avanzadas y emergentes-, miembros del llamado G20, emitieron una declaración inesperada con la intención de tranquilizar a los mercados, en el que reafirmaron su decisión de dar "una respuesta fuerte y coordinada" a las actuales turbulencias y a los desafíos que afronta la economía global.
El G20 fue el foro que coordinó la respuesta internacional a la crisis financiera desatada en 2008 tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos.
La crisis de las hipotecas "subprime" acabó provocando la peor recesión en la economía mundial desde la Gran Depresión de la década de 1930.
Ahora, el epicentro de la crisis se encuentra en el corazón de Europa, donde los 17 países que comparten el euro tratan de evitar la quiebra de las finanzas públicas de Grecia y el contagio de la inestabilidad a otras economías de mucho mayor tamaño, como Italia o España.
La supervivencia misma del euro ha sido puesta en cuestión en estos días, al multiplicarse las señales de alarma en torno a la salud de los bancos europeos más expuestos a la deuda de los países rescatados (Grecia, Irlanda y Portugal).
En su intervención del viernes ante los 187 miembros del FMI y el BM, la vicepresidenta del Gobierno español y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, pidió "mirar más allá de la volatilidad de los mercados" y destacó, frente a ello, "el progreso en las medidas de consolidación fiscal y reforma financiera" tomadas en la Eurozona y en España.
A su juicio, el acuerdo resultante de la cumbre de julio de la Eurozona constituye "un conjunto de medidas integrales para encarar las raíces de la crisis de la deuda soberana".
Ese acuerdo, explicó, "mejora las perspectivas de sostenibilidad de la deuda griega. Y, segundo, ofrece al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, por su sigla en inglés) nuevas y más efectivas herramientas para asegurar la estabilidad financiera y prevenir el contagio", afirmó la vicepresidenta española, según el texto de su intervención.
Fuentes del entorno de Salgado explicaron que las entidades financieras españolas ya han puesto en marcha el proceso de recapitalización tras conocerse los resultados de los test de resistencia europeos, y que a finales de mes todas habrán alcanzado una situación holgada.
Por su parte, el ministro británico de Finanzas, George Osborne, declaró a los medios que los miembros de la Eurozona son conscientes de que "el tiempo se agota" para poner en marcha todos los cortafuegos.
"Existe una sensación de urgencia mucho mayor que hace tres semanas, y una gran presión sobre la Eurozona por parte de toda la comunidad internacional", afirmó Osborne, cuyo país no ha adoptado la moneda única europea.
Pese a todos los esfuerzos, el mensaje de anoche del G20, con muy poco contenido novedoso, no ha logrado disipado el nerviosismo y la volatilidad de los mercados.
Los inversores siguen huyendo del riesgo, refugiándose en los títulos y divisas más seguros, lo que impulsa a la baja a las bolsas y empuja al dólar estadounidense a máximos.
Aunque Lagarde señaló la "especial responsabilidad" de las economías avanzadas -la UE, Estados Unidos y Japón, en particular- advirtió a los países emergentes de que no escaparán a la crisis, si no actúan coordinadamente.
"No nos confudamos", argumentó, "el Sur no es inmune a las equivocaciones del Norte". "Hemos entrado en lo que he llamado una nueva fase peligrosa", recordó.
En su comunicado de anoche, los ministros y gobernadores del G20 reconocen que los nuevos riesgos "han vuelto el clima más incierto para los países emergentes", los cuales están ajustando sus políticas macroeconómicas en consecuencia, para mantener la estabilidad y sostener el crecimiento.
"Reiteramos que la excesiva volatilidad y los movimientos desordenados en los tipos de cambio tienen implicaciones adversas para la estabilidad económica y financiera", afirma el comunicado.
Los miembros del G20 también subrayaron la promesa de que tomarán "todas las acciones necesarias" para preservar la estabilidad del sistema bancario y los mercados financieros.
"Nos aseguraremos de que los bancos estén adecuadamente capitalizados y de que tengan acceso a la financiación para poder hacer frente a los riesgos actuales".
Washington
La amenaza de una nueva recesión mundial, impulsada por la crisis de la deuda en la zona del euro, centró el viernes los debates de los ministros de finanzas de más de un centenar de países, reunidos en Washington para las asambleas anuales del FMI y del Banco Mundial.
La nueva responsable del Fondo Monetario Internacional (FMI), la francesa Christine Lagarde, volvió a advertir a todos de que el mundo atraviesa "un momento decisivo".
Los representantes de las principales economías -avanzadas y emergentes-, miembros del llamado G20, emitieron una declaración inesperada con la intención de tranquilizar a los mercados, en el que reafirmaron su decisión de dar "una respuesta fuerte y coordinada" a las actuales turbulencias y a los desafíos que afronta la economía global.
El G20 fue el foro que coordinó la respuesta internacional a la crisis financiera desatada en 2008 tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos.
La crisis de las hipotecas "subprime" acabó provocando la peor recesión en la economía mundial desde la Gran Depresión de la década de 1930.
Ahora, el epicentro de la crisis se encuentra en el corazón de Europa, donde los 17 países que comparten el euro tratan de evitar la quiebra de las finanzas públicas de Grecia y el contagio de la inestabilidad a otras economías de mucho mayor tamaño, como Italia o España.
La supervivencia misma del euro ha sido puesta en cuestión en estos días, al multiplicarse las señales de alarma en torno a la salud de los bancos europeos más expuestos a la deuda de los países rescatados (Grecia, Irlanda y Portugal).
En su intervención del viernes ante los 187 miembros del FMI y el BM, la vicepresidenta del Gobierno español y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, pidió "mirar más allá de la volatilidad de los mercados" y destacó, frente a ello, "el progreso en las medidas de consolidación fiscal y reforma financiera" tomadas en la Eurozona y en España.
A su juicio, el acuerdo resultante de la cumbre de julio de la Eurozona constituye "un conjunto de medidas integrales para encarar las raíces de la crisis de la deuda soberana".
Ese acuerdo, explicó, "mejora las perspectivas de sostenibilidad de la deuda griega. Y, segundo, ofrece al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF, por su sigla en inglés) nuevas y más efectivas herramientas para asegurar la estabilidad financiera y prevenir el contagio", afirmó la vicepresidenta española, según el texto de su intervención.
Fuentes del entorno de Salgado explicaron que las entidades financieras españolas ya han puesto en marcha el proceso de recapitalización tras conocerse los resultados de los test de resistencia europeos, y que a finales de mes todas habrán alcanzado una situación holgada.
Por su parte, el ministro británico de Finanzas, George Osborne, declaró a los medios que los miembros de la Eurozona son conscientes de que "el tiempo se agota" para poner en marcha todos los cortafuegos.
"Existe una sensación de urgencia mucho mayor que hace tres semanas, y una gran presión sobre la Eurozona por parte de toda la comunidad internacional", afirmó Osborne, cuyo país no ha adoptado la moneda única europea.
Pese a todos los esfuerzos, el mensaje de anoche del G20, con muy poco contenido novedoso, no ha logrado disipado el nerviosismo y la volatilidad de los mercados.
Los inversores siguen huyendo del riesgo, refugiándose en los títulos y divisas más seguros, lo que impulsa a la baja a las bolsas y empuja al dólar estadounidense a máximos.
Aunque Lagarde señaló la "especial responsabilidad" de las economías avanzadas -la UE, Estados Unidos y Japón, en particular- advirtió a los países emergentes de que no escaparán a la crisis, si no actúan coordinadamente.
"No nos confudamos", argumentó, "el Sur no es inmune a las equivocaciones del Norte". "Hemos entrado en lo que he llamado una nueva fase peligrosa", recordó.
En su comunicado de anoche, los ministros y gobernadores del G20 reconocen que los nuevos riesgos "han vuelto el clima más incierto para los países emergentes", los cuales están ajustando sus políticas macroeconómicas en consecuencia, para mantener la estabilidad y sostener el crecimiento.
"Reiteramos que la excesiva volatilidad y los movimientos desordenados en los tipos de cambio tienen implicaciones adversas para la estabilidad económica y financiera", afirma el comunicado.
Los miembros del G20 también subrayaron la promesa de que tomarán "todas las acciones necesarias" para preservar la estabilidad del sistema bancario y los mercados financieros.
"Nos aseguraremos de que los bancos estén adecuadamente capitalizados y de que tengan acceso a la financiación para poder hacer frente a los riesgos actuales".
Washington