Finalmente se dio el esperado cierre
Las autoridades decidieron, por recomendación de cuatro ingenieros del Consejo Nacional de Vialidad, cerrar el tramo que ofrece peligro en la vía a Caldera. Lamentablemente, esto fue luego de
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 12 junio, 2010
Tal como lo ha venido informando este medio y como lo hemos resaltado en este espacio, la carretera a Caldera debía cerrarse para protección de los costarricenses o turistas que decidieran circular por ella y que estaban expuestos a serios accidentes.
Hoy ya tenemos la noticia de que, en efecto, las autoridades tomaron la decisión, avalada en informes técnicos, es decir, por recomendación de cuatro ingenieros del Consejo Nacional de Vialidad, de cerrar la carretera en el tramo comprendido entre Atenas y Orotina
Muy lamentablemente, esta vía ya había ocasionado la muerte de una persona. Lo habíamos reiterado en múltiples ocasiones porque los derrumbes y rocas que caen son de importante tamaño, suficientes como para ocasionar daños materiales y poner en peligro las vidas humanas.
Así las cosas, el gobierno debía tomar la medida de cerrar la ruta puesto que, por mandato constitucional, las autoridades tienen que velar por el bienestar y seguridad de los ciudadanos.
Por otra parte, existían informes serios de entidades que, con mucha buena voluntad, coadyuvaban a la tarea de verificar la seguridad de la carretera como lo eran los señalamientos hechos, luego de estudios, por parte del Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos. Vemos como estos coinciden con los emitidos ahora por los ingenieros del Consejo Nacional de Vialidad.
El Estado costarricense tiene facultad de imperio para cerrar la vía, pero además el contrato lo permite, de acuerdo con lo expresado por Francisco Jiménez, ministro de Obras Públicas y Transportes, quien agregó que la seguridad, oportunidad y conveniencia fueron aspectos tomados en cuenta para ordenar el cierre.
Mientras tanto, los otros tramos de la ruta, que no han necesitado el cierre, se mantendrán en uso para quienes necesiten circular por ellos pagando el respectivo peaje.
Ahora solo resta esperar, ya que la empresa concesionaria cuenta con un plazo máximo de dos meses para concluir los trabajos que garanticen la solución a los problemas.
Entretanto, la otra esperanza es que todo esto sirva de aprendizaje, al igual que tantos otros problemas sufridos por el país a causa de otras obras entregadas en concesión.
La esperanza es que se haya aprendido lo suficiente para realizar cada vez mejor los contratos de concesión, cuando estos sean necesarios y que se redoblen los esfuerzos para verificar que las obras se reciban en perfectas condiciones y se supervise adecuadamente luego su operación.